Angliru y Cruz de Linares, Asturias decidirá al ‘Jumbo’ que gana La Vuelta 2023

Escrito por We Love Cycling

La Vuelta 2023 se decidirá en la alta montaña, como tenía previsto la organización, pero seguramente sin la ‘rivalidad’ que pretendía Javier Guillén. Angliru y Cruz de Linares, dos puertos donde los porcentajes imposibles marcan tu lugar en carrera, van a decidir qué Jumbo, Kuss, Roglic o Vingegaard, acaba de rojo en Madrid y en que orden se sitúan los tres en el podio. A menos que Ayuso, Más o Landa digan lo contrario.

El triplete de Jumbo en el Tourmalet y la explosión en esa misma etapa de Remco Evenepoel han dejado la emoción de La Vuelta 2023 en un stand by que solo se puede recuperar con puertos como el Angliru, donde el trabajo en equipo es menos decisivo. Los cinco kilómetros finales de la cima asturiana son los más duros del ciclismo profesional, y, pese que es muy complicado que se vean grandes diferencias, si puede ser un terreno para que un ataque en solitario de Juan Ayuso, Enric Mas, Marc Soler o Mikel Landa, los únicos que ahora mismo pueden evitar que tres ciclistas del Jumbo acaben en el podio de Madrid, sea efectivo sin tener que gastar energías extra para contrarrestar el trabajo de los holandeses.

El ejemplo de Larrau

La etapa del sábado en Pirineos, con dos puertos tan duros como Issarbe y Larrau, dejo bien claro lo complicado que es escapar por movimientos tácticos al control de carrera que puede ejercer el Jumbo-Visma. Solo Remco Evenepoel, con libertad después de perder 27 minutos el día anterior y estar descartado para la general, gozó de margen para irse en la escapada del día. UAE puso ritmo en Issarbe y Larrau para dejar sin gregarios a Vingegaard, Kuss y Roglic. No lo consiguió. Solo el ataque directo de Juan Ayuso, en dos ocasiones, pudo ‘aislar’ al trio de Jumbo, pero sin llegar a soltar a ninguno de los tres. Al final se hacía un grupo de favoritos con Ayuso, Mas, Landa y los tres Jumbo. Imposible tirar así hacia delante, con poco que ganar y llevando a rueda a tres corredores que están por delante de tí en la general. A poco que Ayuso paraba, llegaban sin problema Gesink, Keldermann e incluso Attila Valter. Otra vez protegidos. Vuelta a empezar.

Esa vía, la de dejar sin gregarios a Vingegaard, Kuss y Roglic y probar a ver cual de los tres es el ‘líder’ de Jumbo, solo se puede hacer de lejos en la etapa del jueves 14 de septiembre. Van a ser 180 kilómetros y más de 4.000 metros de desnivel con terreno para hacer estrategia desde lejos. El puerto de San Lorenzo, con 1o kilómetros a casi el 10% y con una bajada más que complicada, puede ser útil para romper carrera. Después no hay un metro llano, con el durísimo Alto de Tenebredo, corto pero siempre al 12% y las dos ascensiones consecutivas a La Cruz de Linares. Es un puerto que debuta en La Vuelta. Son 8 kilómetros al 8,6% de media, pero con un descansillo al final, lo que significa que casi siempre va por encima del 10%,

Un dia antes, en el Angliru, la estrategia para derribar al Jumbo debe ser otra. Es una etapa corta, solo 124 kilómetros, y los primeros 60, hasta llegar al inicio de alto de la Colladiella, son prácticamente llanos. Es cierto desde allí no hay un centímetro para reagrupar efectivos, pero el Cordal, con solo cuatro kilómetros de ascensión, será más decisivo por el peligro de la bajada si el piso está mojado. En Angliru no hay demasiadas tácticas posibles. Fuerza, desarrollo adecuado y no entrar nunca en la fase roja, sobre todo en el kilómetro casi completo al 20% donde está la Cueña de les Cabres. Desde ahí hasta la cima ‘solo’ quedan dos kilómetros, pero se pueden hacer eternos.

En la inédita llegada a Bejes, del martes 12 de septiembre, no ya tampoco lugar a la estrategia. Una etapa de 120 kilómetros prácticamente llana por la costa cántabra y con final en un ‘mini Angliru’. Es una ascensión corta, poco más de 4,5 kilómetros, en la que se salvan 450 metros de desnivel y con tramos de rampas imposibles, pero también con un descansillo de casi un kilómetro a mitad de la subida. Por analogías, similar a Xorret del Catí, y ya vimos lo que sucedió allí.

La jornada de la Sierra de Guadarrama con más de 200 kilómetros y 4.000 metros de desnivel se presta variantes tácticas, sobre todo porque son puertos sin grandes desniveles y en los que pueden actuar gregarios que no tienen por qué ser grandes escaladores. Está pensada para provocar errores como el que acabó en 2021 con Miguel Ángel López sentado en una cuneta esperando al coche de Movistar. Pero ojo, que eso solo sucedió porque el equipo telefónico ya solo tenía tres gregarios en competición.

Ahora mismo Jumbo está en una situación envidiable para ganar La Vuelta. No solo tiene a dos corredores como Roglic y Vingegaard, que ya sabe que son expertos fondistas, con más de un minuto de ventaja sobre Juan Ayuso y minuto y medio sobre Enric Mas, sino que puede aprovechar a ambos para proteger al líder, Sepp Kuss, que goza de un colchón de 2,37 sobre Ayuso , más de 3.00 con el ciclista de Movistar y cuatro con Mikel Landa. Tiene hasta dos opciones más por si fallase alguno de los tres y junto a ellos a gregarios como Keldermann (podio del Giro), Gesink, Van Vaarle (ganador de Roubaix), Valter o Tratnik. Es casi imposible que, salvo accidente, pierdan La Vuelta 2023 por un error táctico o por falta de fuerzas. De ser así, la derrota dejaría en un juego de niños la que sufrió Lefevere en la Omloop 2015 con Boonen, Terpstra y Vandenbergh frente a Ian Stannard.