Roglic vs Evenepoel, una rivalidad que solo acaba de empezar

Escrito por Luis Ortega @ciclored

La Vuelta a España 2022 vivió la antesala de lo que va a ser en este 2023 el duelo Roglic vs Evenepoel. En agosto, solo la caída del esloveno nos privó de una última semana de carrera, con las cimas extremeñas y la Sierra de Guadarrama, que habría dado que hablar . Se volvieron a encontrar en La Volta, y sucedió. Igualdad máxima, rivalidad decidida por segundos y un punto y aparte hasta el Giro de Italia.

La Volta reunió a 25 equipos y 175 corredores en su edición de 2023, pero todo lo que pasó en cada una de las siete etapas se puede resumir en las evoluciones de solo dos de ellos, Primoz Roglic y Remco Evenepoel, pero fueron protagonistas todos los días. El esloveno dos etapas y la general, el belga otras dos etapas y el mejor joven. El resto se tuvieron que repartir las tres jornadas restantes, dos para Groves y una para Ciccone y el premio al primer catalán, que fue para Marc Soler, el único que hubo días que estuvo cerca de los dos dominadores de la carrera.

Tanta igualdad entre Roglic y Evenepoel se tuvo que discenir por pequeños detalles. El esloveno es más rápido y en un sprint en cuesta es casi intratable. Eso supone segundos de bonificación. Incluso el primer día, que parecía destinado para velocistas, ya se apuntó Roglic la victoria en Sant Feliu de Guixols. (Spoiler, el maillot de lider ya no lo perdería). Pero en esa misma volata el belga demostró que ha mejorado en una faceta que hasta ahora no dominaba y solo su mala colocación le privó de estar más cerca de Roglic.

Como suele ser habitual en La Volta había dos etapas de montañas en las estaciones de esquí catalanas. Esta vez para la segunda y tercera etapa.

En ambas, La Molina y Vallter 2000, dominó la dupla Roglic-Evenepoel. Se coló el primer día Ciccone, que también tiene una seria punta de velocidad en subida. El segundo fue Remco el que superó a Primoz, pero solo en la parte final. Victoria, bonificación, pero nada de segundos extra.

Los supervivientes por detrás de ambos solo se podían repartir las migajas. Al mejor Mikel Landa de los últimos años le dio para poner al equipo a trabajar e intentarlo dos o tres veces, pero sin resultados. Almeida, que es un experto en regular esfuerzos, fue sumando segundo a segundo en todas las etapas para no quedarse descolgado y amarrar un tercer puesto final. Del UAE también compareció Adam Yates, al que una caída el primer día le dejó sin opciones, pero siempre lejos de la dupla de favoritos. Igual que Hindley o el bisoño Uijtdebroeks que es la nueva esperanza del ciclismo belga. Del EF se dejaron ver Chaves, Carapaz y Uran, pero demasiado lejos. Peor le fue a Ineos. Egan Bernal sigue a años luz del ciclista que era antes de la lesión y encima se cayó el penúltimo día. Y Geraint Thomas se limitó a cumplir el expediente, aunque en teoría es el jefe de los ingleses para el Giro.

La transición entre las montañas de Pirineos y Lo Port (el Mont Caro tarraconense) fue la única etapa que tuvo un final esperado, la victoria al sprint de Groves.

Los segundos de Mont Caro

Al final parecía que todo se iba a decidir en Lo Port. Etapa llana y con viento y final duro, con los últimos kilómetros siempre por encima del 9%. Allí el Bahrein y Landa jugaron a la grande. A tope desde abajo para desmembrar el grupo e intentar una victoria de Mikel Landa, aunque a sabiendas que la única aspiración posible a parte de esa era el podio. Arrancó el vitoriano a falta de tres kilómetros y provocó la reacción de Remco, con Roglic soldado a su rueda. El marcaje lo quiso aprovechar primero Marc Soler y luego Almeida. Infructuoso. Volvió a apretar el belga y a falta de 300 metros había soltado al esloveno. Espejismo. Roglic nunca se rinde. Remontó y en el sprint de 200 metros en subida más largos de los últimos años logró dejar sentado a Evenepoel. Faltaban solo 25 metros para la línea de meta, pero supusieron seis segundos en meta más cuatro de bonificación. Diez segundos que fueron un mundo.

Quedaban solo dos etapas, pero Remco no se iba a dar por vencido. Camino de Molins de Rei solo había repechos y 174 kilómetros. No era Lieja, pero el belga se mueve como pez en el agua en este terreno. Así que en la última cota de cierta entidad arrancó a falta de 30 kilómetros de meta. Roglic no puso al Jumbo Visma a tirar, porque sabe que los ataques en terreno ondulado de Evenepoel suelen ser definitivos. Salió en persona a cerrar el hueco. Abrieron ventaja y por más que el belga le conminó a pasar el relevo el esloveno no lo hizo. Lógico, prefería la resolución tal como sucedió, con un sprint masivo y sin opciones para que ni él ni Remco sumasen bonificaciones.

Y en el circuito de Montjuic en Barcelona…. pues, adivinen. Sí, Remco volvió a intentarlo a más de 30 de meta. Roglic pegado a su rueda y solo Marc Soler aguantó dos vueltas para volver a descolgarse al pelotón de ‘los demás’ de esta Volta. La última se la apuntó Evenepoel, cuando Primoz ya sabía que tenia la general asegurada.