Pero sobre todo el equipo de Casero se ha profesionalizado, ha mejorado los medios y es capaz de diseñar una carrera interesante por las tres provincias de la Comunidad Valenciana y atraer a la mayoría de los equipos más sólidos del pelotón internacional. En este 2023 los cinco con más presupuesto, Jumbo Visma, Team Ineos, Team UAE, Bahrein Victorius y Team Bora, además del Team Movistar y de todos los equipos españoles de categoría continental, Burgos BH, Caja Rural, Euskaltel – Euskadi y Kern Pharma.
Lo más novedoso de este 2023 era el diseño del trazado. Cinco etapas de media montaña, sin contrarreloj, con dos llegadas en alto no demasiado duras y opciones para que muchos corredores pudiesen estar en lo más alto de podio. No solo había que estar fuerte, sino también saber jugar bazas tácticas, moverse de forma adecuada en momentos clave y tener una punta de velocidad en grupos reducidos, porque las bonificaciones se antojaban decisivas.
Montañas de la Costa Blanca
Pese a que las cinco etapas eran terreno comanche y propicio para emboscadas, en las dos primeras era muy complicado sorprender a alguno de los 131 corredores que tomaron la salida. Ambas acababan en el entorno de la Costa Blanca. Entre el Coll de Rates y el Puerto de Bernia, Altea y Calpe. O lo que es lo mismo, la zona de entrenamiento en diciembre y enero de casi todos los equipos profesionales.
En la primera etapa, con final en Altea, venció al sprint Girmay, del Intermarché Wanty, que estuvo concentrado este invierno en El Albir, a solo cinco kilómetros del lugar donde acabó levantando los brazos por primera vez en este 2023.
La segunda etapa tenía 3.500 metros de desnivel (Alicante no es plano) y proponía un inicio complicado, con las subidas al Maimo, Tibi, Benifallim y Confrides, para luego buscar los grandes desnivel con la subida a La Fustera, Cumbres del Sol y final en el Alto de Pinos (que es el descenso del Puerto de Bernia que habían ascendido en la jornada anterior). Grupito de favoritos en meta jugándose el sprint. Lo lanza Mikel Landa (más delgado que nunca) y que había estado concentrado en Altea, no puede rematar su compañero Pello Bilbao, pero si Julio Ciccone (del Trek, que se había pasado diciembre y enero en Calpe). El italiano sumó bonificación y cogió el liderato por delante de Vlasov, ganador de 2022. Quinto Rui Costa, del Intermarché y en el mismo tiempo Charmig (Uno X), Aramburu (Movistar), Gloag (Jumbo) y Tao (Ineos). Adivinan, todos menos Tao estuvieron en diciembre y enero entrenando en la Costa Blanca.
Lo curioso de estas dos primeras jornadas era ver a dos ilustres del pelotón, Alaphilippe y Cavendish, entrenando por los alrededores como si la fiesta no fuese con ellos. El primero es un habitual de la zona. El Soudal lleva años concentrándose en Calpe. Y el segundo acaba de fichar por el Astana, que tiene reservado para sus corredores hotel en Altea durante los meses de diciembre y enero.
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Castellón y las bonificaciones
Traslado de casi dos horas hasta los alrededores de Valencia para otra etapa de media montaña. Salida en Betera y la Sierra de la Calderona, el terreno que utilizan todos los cicloturistas para entrenar, como escenario de la tercera jornada. Dos ascensiones de sobra conocidas, el Oronet, de segunda, y el Garbí, de primera, con la cima a 25 kilómetros de la meta de Sagunto. Terreno para jugar, claro. Y lo hubo, porque la fuga cogió terreno y por detrás el pelotón quería dejar a los velocistas por el camino. Lo consiguieron, en la persecución de Simone Velasco, Bob Jungels y Gregaard, ninguno con opciones en la general, se quedaron solo cuarenta hombres. Entre ellos al Trek no le interesaba acabar con la escapada porque a Ciccone le podían birlar algunos valiosos segundos de bonificación, así que se quedaron la tarea el Team Movistar, con Aramburu como estilete para ganar la etapa y bien situado en la general, y el Bahrein, con Pello Bilbao en la misma tesitura y Fred Wright con serias opciones. Pues les faltaron tres segundos para acabar con la escapada. Remató Velasco, que es italiano y rápido.
La cuarta jornada también tenía más de 3.000 metros de desnivel, pero esta vez repartidos por la Sierra de Espadán y parte de la provincia de Castellón. 180 kilómetros, sin un centímetro llano. Ideal para jugadas tácticas. De inicio tres puertos, Ahín, Ayodar y Torralba del Pinar, y luego un circuito con dos pasos por la línea de meta de la Cova Santa en Altura (un puerto de 5 kilómetros al 6%). Fuga de mas de 20 hombres con uno peligroso, Aresman (Ineos) y con Omar Fraile (Ineos) trabajando para él. Por detrás el resto de los favoritos desgastando efectivos para que no se les marchase el corredor de Ineos. Solo lo pudieron atrapar en la última ascensión y allí cobró protagonismo Carlos Rodríguez (Ineos) para llevar a todos los favoritos a un ritmo del que se hacía imposible saltar. Solo se quitó cuando arrancó Tao (Ineos) para levantar un brazo en la meta de Altura. Asi escrito, parece una táctica sencilla y perfecta, pero lo cierto es que el Team Ineos la clavó. Segundo acabó Gloag, el sub 23 inglés del Jumbo Visma que ya había estado con los mejores en Bernia. Y el más listo volvió a ser Ciccone, que en el último metro metió la rueda a Vlasov para sumar cuatro segundos de bonificación y mantener el liderato con cuatro segundos sobre Tao, siete a Bilbao y ocho a Vlasov.
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Locura final
Quedaba una etapa de sólo 95 kilómetros (dos horas de esfuerzos para los profesionales), dos puertos y la cima del último a 45 kilómetros para la meta, con todo llano hasta Valencia. Con eso muchos dirían lo de ‘etapa para cicloturistas’, ‘cada vez más corto’, ‘no va a pasar nada’, ‘así no hay espectáculo’ y cuantos tópicos ciclistas quieran poner más. Pues, como pueden suponer, sucedió todo lo contrario. La carrera se rompió subiendo los desniveles del 10% de La Frontera. Puso tensión el Bora, saltó Vlasov y el pelotón se disgregó en un millón de grupos. Los líderes se quedaron sin gregarios y entró en juego la estrategia.
En la cima de La Frontera había un grupo por delante de siete ciclistas con el líder Ciccone, Vlasov, Bilbao, Tao, Arensman, Soler y Batistella (que venía de la escapada). Al inicio del descenso engancharon Rui Costa y McNulty y por detrás perseguían los Bahrein para echar una mano a Bilbao, quizás el más rápido de todos. Spoiler, nunca llegaron a enganchar, ni ese grupo, ni el posterior con Aramburu. Y si, era todo llano.
Un punto clave era la bonificación de la Meta Volante de Alboraya, a 9 del final. Allí sumó segundos de bonificación Pello Bilbao, que si ganaba en meta le birlaba la Vuelta a Ciccone. Pero a dos de meta cambió todo. Atacó Arensman, que así hacía trabajo de equipo para Tao, pero a su rueda se fue uno de los más listos del pelotón, Rui Costa, que hasta entonces no entraba en las quinielas. Por detrás no se pusieron de acuerdo. Ya saben. Tiro yo, pero tu me rematas al sprint y esas cosas. Así que dejaron que la distancia se ampliase, pasaron los segundos y en la línea de meta venció el más rápido. Rui Costa, claro. Que sumando segundos de escapada y de bonificación le sobraron 17 para ganar a Ciccone. Por el camino se cayó Vlasov, el que había montado todo el ‘espectáculo’. Sin recompensa para el ruso, pero con un ‘asaltante’ ciclista como Rui Costa es sencillo que te pase. Ya en la Challenge de Mallorca el portugués había birlado una victoria clara a todo el Soudal.
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