El dominio de Tadej Pogacar en este Tour de Francia no tiene precedentes en los últimos años. Solo en la era de Lance Armstrong o aquella edición que se llevó Nibali después de las caídas de Froome y Contador. El esloveno solo ha cedido un puñado de segundos en la crono frente a Remco Evenepoel. El resto de los días con montaña ha sacado tiempo (mucho) a sus rivales o ha llegado junto a ellos. Incluso en la etapa del sterrato de Troyes soltó varias veces a Evenepoel y Vingegaard y sus compañeros de equipo tuvieron que cerrar el hueco.
El único que pudo recortar 30 segundos al esloveno fue Vingegaard en la etapa de Le Lioran. Les pongo en situación. Etapa en el Macizo Central en la segunda semana de Tour. Ataque de Pogacar, uno más, en el durísimo Pas de Peyrol. El danés no llega y en la bajada el esloveno le saca 30 segundos. A Vingegaard solo le hicieron falta los 3 kilómetros al 5,8% del Col Font de Cere para cerrarle el hueco. Después, en Le Lioran, incluso le ganó el sprint después de que Pogacar fuese a rueda. Parecía que ciclista de Visma podía hacer daño al de UAE. Fue solo un espejismo. Un puñado de segundos de bonificación.
En los Pirineos y en los Alpes el dominio de Pogacar ha sido demoledor. En Pla d Adet fue el primer día en el que Vingegaard ni alcanzó a seguir la rueda del esloveno en el ataque a falta de cinco para la cima. Casi un minuto de ventaja. El contragolpe del día siguiente en Plateau de Beille, con Jorgenson reventando la carrera y Vingegaard haciendo sus mejores números solo sirvió para mostrar a las claras las diferencias entre ambos. Mientras el danés se dejaba la vida, Pogacar se soltaba de manos para coger un bidón. En cuanto aflojó el ritmo todo fue coser y cantar para el esloveno.
La subida de Pogacar en Plateau de Beille fue tan espectacular que rebajó en más de tres minutos el registro de Pantani y eso siempre es un dato, porque el italiano todavía conserva desde los años 90 los dos mejores tiempos de subida en Alpe d Huez. No solo mejoró sus número Pogacar, sino también Vingegaard, incluso Remco Evenepoel, que acabó tercero. Así se ve mejor en perspectiva la dimensión del triunfo del pupilo de Matxin.
Alpes… de Pogacar
Con más de tres minutos de ventaja sobre Vingegaard y cinco sobre Remco Evenepoel en otros tiempos de ciclismo el líder se habría dedicado a contemporizar en la última semana de Tour. Pogacar no es así. Arrancó en el duro Col de Noyer en la etapa de Pre Alpes para ver cómo andaban sus rivales. Los soltó. Ninguno de los dos quiso salir a su latigazo. Ambos, Remco y Vingegaard, tuvieron que echar mano de sus gregarios para acabar cerrando el hueco a un Pogacar que ya sabía que le iban a dejar por imposible.
Así sucedió en etapa reina. Vars, La Bonette e Isola 2000. Tres puertos por encima de los 2.000 metros. Más de 4.700 de desnivel acumulado. Un día ‘ideal’ para el mejor Vingegaard. Como en Granon 2022 o La Loze 2023. El Visma metiendo a sus dos mejores gregarios en la escapada, Jorgenson y Kelderman. La táctica parecía clara… pero no era así. En cuanto el UAE puso ritmo de caza en la parte baja de Isola 2000 y Pogacar arrancó a 10 de meta nadie le siguió. No podían. Acercarse a él suponía explotar. Así que Vingegaard y Remco se dedicaron a pelear entre ellos por las dos posiciones del podio. La idea del Visma era intentar la victoria de etapa. Ni a eso llegaron. Pogacar pasó también a Jorgenson a falta de 2 kilómetros para la cima. En meta, diferencias de otros tiempos. Remco y Jonas a casi dos minutos. Quinta victoria del esloveno. En la general más de cinco minutos con el danés y siete con el belga.
Después de dejar el Tour sentenciado Pogacar reconoció en rueda de prensa que la última etapa en línea por los Alpes Marítimos quería dejársela a los escapados. No iba a poner a su UAE a trabajar. Y no lo hizo. Delante se metieron Carapaz y Enric Mas, dos de los mejores escaladores del pelotón. Pero esta vez fue el Soudal de Evenepoel el que quería romper la carrera para atacar el segundo puesto de Vingegaard. Mikel Landa rompió el grupo de favoritos. Remco atacó y pronto se dio cuenta de que no era su día. Contraatacó Vingegaard y Pogacar, con sensación de ir sobrado, dejó hacer. El danés absorbió a Mas y Carapaz y el esloveno solo tuvo que rematar en meta. Casi sin esfuerzo, su quinta victoria en el Tour, segunda seguida en Alpes. Todas, en la alta montaña.
Y en la crono llegó la sexta. Tercera seguida. Pocos ciclistas han conseguido algo así. Merckx, Hinault… triunfos de leyenda. Además en una contrarreloj técnica y peligrosa. Porque para un corredor que tiene ganado el Tour subir a todo trapo La Turbie o el Col de Eze no es un problema. Pero bajar a 90 por hora por las curvas del Col de Eze cuando tu rival está a más de seis minutos en la general es un riesgo. Al final fue una exhibición total. Otro día más metiendo tiempo a tus máximos rivales. Más de un minuto a Vingegaard y otro tanto a un especialista como Evenepoel. Dominio absoluto.
Ahora se abre el debate de si Pogacar debe intentar ganar La Vuelta 2024 y ser el primer corredor que consigue las tres grandes en la misma temporada. Nunca antes había tenido esa opción, porque cuando los Hinault, Merckx o Indurain, hacían doblete en Giro y Tour, la Vuelta ya se había disputado en el mes de abril. Solo Pantani tuvo esa opción en el año 98, pera ya estaba demasiado ‘quemado’. El esloveno puede hacer más historia, aunque por medio están los JJ OO de París a principios de agosto y el duro Mundial de Suiza, en el que Pogacar tiene puesta la mirada desde inicios de temporada.