«Sabemos que el fenómeno de no comer lo suficiente se asocia a muchas cosas perjudiciales para la salud, como la falta de menstruación, el deterioro de la salud ósea y los cambios en el metabolismo. Pero aún hay muchas cosas que desconocemos. Por eso hemos investigado más a fondo algunas de las posibles consecuencias», explica Jan Sommer Jeppesen, autor principal de un estudio reciente de la Universidad de Copenhague.
Debilitamiento del sistema inmunitario
Los investigadores de este estudio examinaron los efectos de la restricción de la ingesta energética en la función inmunitaria de los atletas. Participaron 12 triatletas femeninas que se sometieron a 14 días de ingesta normal de energía seguidos de 14 días de ingesta de sólo el 50% de sus necesidades energéticas. Durante estos periodos, siguieron con su programa de entrenamiento intensivo y se sometieron a pruebas para evaluar su rendimiento y su sistema inmunitario. Los resultados mostraron marcadores de inmunidad debilitada.
«Entre otras cosas, vimos que la ingesta insuficiente de energía se asociaba con un aumento del estrés sistémico. Los atletas tenían un gran aumento de cortisol, una hormona del estrés, y un nivel de estrés drásticamente mayor en las células inmunitarias. Esto sugiere que hay un impacto bastante severo en varios aspectos del sistema inmunológico si uno no come lo suficiente. Esto puede contribuir potencialmente a que los deportistas estén más expuestos a las enfermedades», afirma Jeppesen.
Empeoramiento de la salud ósea
Este reciente estudio se basa en numerosas investigaciones anteriores sobre la baja disponibilidad energética (BAE) y sus repercusiones en la salud. Probablemente, el asunto más común causado por los déficits energéticos en el deporte es la mala salud ósea. Una disponibilidad energética insuficiente reduce la formación ósea, lo que aumenta el riesgo de osteoporosis a largo plazo y de fracturas por estrés a corto plazo, especialmente en atletas de resistencia que practican deportes de alto impacto. La salud ósea se trata especialmente en el deporte femenino en el apartado Deficiencia Energética Relativa en el Deporte (RED). Volveremos sobre ello más adelante en esta serie.
Salud mental
No se habla tanto de la salud mental en relación con los déficits energéticos, pero las investigaciones demuestran que puede ser un grave problema de salud concomitante. El Comité Olímpico Internacional dice lo siguiente en su revisión de 2023.
«Sobre la base de los datos actualmente disponibles, los primeros indicadores psicológicos asociados a un LEA problemático son los cambios de humor, la fatiga y los conflictos psicológicos. Los resultados de salud mental más graves asociados a la LEA son la reducción del bienestar, el aumento de la ansiedad, los síntomas depresivos y los trastornos alimentarios.»
Alteración de la fisiología humana
La deficiencia energética en el deporte se está convirtiendo en un tema importante. Se ha demostrado que altera muchas áreas diferentes de la fisiología humana, como las funciones endocrinas, metabólicas, cardiovasculares, gastrointestinales o hematológicas. Y puede tener un impacto negativo significativo en el crecimiento y el desarrollo, lo que es particularmente preocupante en lo que respecta a los deportes juveniles.
Afortunadamente, las organizaciones y equipos deportivos están empezando a darse cuenta. Las conclusiones del estudio de Copenhague fueron acogidas con satisfacción por el Team Denmark, la organización deportiva de élite danesa. Su nutricionista deportiva Majke Jørgensen dijo lo siguiente al respecto.
«Se centra en un tema realmente importante y cuestiona la actitud de que lo más ligero siempre es mejor. Esta teoría y esta cultura siguen prevaleciendo en muchos deportes. Veo a muchos atletas que recortan su peso en las semanas previas a una competición, pero sin comprender las consecuencias de hacerlo.»
Las consecuencias de los déficits energéticos no sólo afectan a la salud, también pueden repercutir negativamente en el rendimiento deportivo. Lo analizaremos con más detalle en el próximo artículo.