Una Vuelta femenina en 9 segundos

Escrito por Luis Ortega @Ciclored

Emoción, incertidumbre, polémica, abanicos, puertos, calor, viento, niebla… Solo faltó la lluvia para que la primera edición de La Vuelta Femenina tuviese todos los ingredientes necesarios para que un aficionado no se levante del sofá durante cada una de las siete etapas de la carrera. 

Y es que a un kilómetro del final en Lagos de Covadonga nadie sabía quien iba a ser la vencedora de la Vuelta Femenina 2023. Vollering, al dominadora de esta temporada, marchaba, acompañada de Realini, con 50 segundos de ventaja sobre Van Vleuten, la defensora del título. La corredora del SD Worx necesitaba sacar un minuto y seis segundos a su rival para llevarse la Vuelta (el 1:11 que tenia perdido más el descuento de la bonificación si ganaba la etapa a Realini).

Quedaba la rápida bajada por el Lago de Enol y el repecho final de 250 metros al 12%. El que ofrece una de las mejores vistas del interior de la montaña asturiana, siempre que no hay niebla, claro, y para rendir culto a la historia de Lagos de Covadonga, la había. Vollering soltó en la bajada a Realini, cuatro segundos en el bolsillo de la bonificación. Y esprintó con las manos agarradas en la parte superior de las manetas. Elegante, porque ella casi nunca se descompone encima de la bici. Había ascendido Lagos a golpe de riñón. Sin levantarse. Como hizo en las rampas del 18% del muro de Huy para ganar Flecha Valona. Apareció entre la niebla y esperó a cruzar la línea de meta para levantar un solo brazo. No había fuerzas para más. Victoria de etapa y a esperar.

Al instante cruzó Realini, la diminuta y joven escaladora del Trek que se ha destapado en esta Vuelta como una versión 2.0 del mejor Marco Pantani. Tensión, incertidumbre y aficionados mordiéndose las uñas. Apareció el maillot rojo de Van Vleuten. Agarrada abajo. Balanceando la bici. Dejando cada gramo de fuerza en la pedalada, igual que había hecho desde que comenzó la Huesera, cuando ya se la veía sufrir a la estela de Vollering y Realini. Lo suyo era una lucha contra el dolor. Cruzó la meta. Vollering hizo el gesto de desilusión. Solo nueve segundos. Van Vleuten se tiró al suelo, casi encima de Realini. Tierra y piedras. La mejor cama para una ciclista que acaba de vivir el momento más duro de su carrera deportiva.

La polémica

Nueve segundos valen una Vuelta a España. Pero la historia no acaba aquí. Sino que empieza en la etapa anterior, entre Castro Urdiales y Laredo. Cuando el rojo era de Demi Vollering. Lo había conseguido el viernes en la subida al Mirador de Riaza. Mismo estilo. Sentada y con Van Vleuten sufriendo a su rueda hasta descolgarse. Solo cinco segundos de margen. Muy poco. Pero suficiente si eres la mejor corredora del momento y militas en el equipo más potente.

El ciclismo tiene acuerdos tácitos. Cuando se hace la fuga y el líder para al baño, todos paran. Sobre todo si es en los primeros 30/40 kilómetros de etapa. El maillot rojo va delante, avisa y parón generalizado. Vollering se detuvo al pasar Laredo, en el kilómetro 30, antes de un tramo llano. Justo cuando el Movistar tenía previsto montar la batalla porque iba a soplar viento. Van Vleuten dice que no vio a su rival parada. Vollering que eso nunca deberia haber pasado.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de Demi Vollering (@demivollering)


El caso es que fue la única vez en que Van Vleuten consiguió separarse de Vollering en lo que llevamos de 2023. Su ataque ( y el de todo Movistar) pilló al SD Worx en el baño. Cuando quisieron reponerse la ventaja se había marchado a más de dos minutos. Por delante quedaban setenta kilómetros y dos puertos, Fuente de las Varas y Campo el Hayal, para perseguir. Nunca llegaron a cogerla. En meta Van Vleuten sumo 1:04 de ventaja y 12 segundos de bonificación, que al final han sido clave para resolver La Vuelta y dejar una pelea abierta que se extenderá al Giro Donne de junio y al Tour en julio.

Los abanicos

La tercera de las integrantes de la historia en Lagos de Covadonga era Gaia Realini. Poco más de 1,50, poco menos de 40 kilos. Con un puñado de vatios puede subir muy deprisa, sobre todo puertos largos. Sus oportunidades en el ciclismo femenino son escasas. Lagos era su día en La Vuelta. Igual que Tourmalet lo será en el Tour. O el Muro de Huy lo fue en Flecha Valona. Su problema es el llano, la velocidad y los abanicos. Igual que pasaba a los escaladores españoles y colombianos de los 80.

Camino de La Roda, en la planicie manchega, sopló viento favorable de costado. El perfecto para crear abanicos. Largas rectas y equipo como el Movistar con grandes rodadoras. Forzaron y a 70 de meta se rompió todo. Entró SD Worx, Jumbo y DSM, los dos últimos para intentar la victoria de etapa al sprint, y el Trek se quedó cortado, con Realini sufriendo incluso para no perder rueda. Ese día en la meta se dejó 2:40 sobre Van Vleuten. La clasificación final en Lagos la aupó a la tercera posición a 2:41 de la holandesa. Es ciclismo ficción, pero echen cuentas.

Y en este retroceso hasta el inicio de La Vuelta en Torrevieja falta la gran protagonista de las primeras jornadas. Marianne Vos, reconvertida en velocista que pasa mejor que nadie los puertos cortos, se marchó con tres victorias de etapa. La primera junto a sus compañeras del Jumbo en la crono por equipos, y los esprints de La Roda y Guadalajara, además de vestir el maillot de líder en tres de las siete etapas. Mejor botín imposible.

En la película de La Vuelta también aparece Mavi Garcia, que siempre intentó estar delante. Y Anne Santesteban, que acumuló pinchazos y averías en los peores momentos. Y Alba Teruel, del Laboral Kutxa, que sumó dos top ten en las dos primeras jornadas en línea y se erigió como la representante de los equipos continentales modestos españoles, a los que esta Vuelta con televisión en directo es un bocanada de aire fresco a la hora de encontrar patrocinadores. Y Evita Muzic y Juliette Labous, dos corredoras que son el futuro de este deporte en vueltas de una semana. Y Kasia Niewiadoma que junto a su compañera Dygert en el Canyon no se cansaron de atacar y de ayudar a su compañera Ricarda Bauernfeind, que apareció en Riaza a la rueda de Van Vleuten y Vollering y terminó quinta en la general y en el parcial de Lagos de Covadonga.