Sr. Guillén, si echamos un vistazo a su carrera profesional, nos damos cuenta de que tiene una formación en derecho, ¿Cómo llegó a La Vuelta?
Cuando uno estudia derecho, tiene muchas opciones al terminar. Pero tenía claro que me gustaban mucho los negocios. Una vez que entré en Unipublic [el organizador de La Vuelta] como abogado de la empresa, tuve que ocuparme de muchas cosas del calendario ciclista, de asuntos de la UCI, así que tuve que estar muy cerca del departamento de ciclismo. Sinceramente, nunca pensé que llegaría a ser el Director General de Unipublic después de que el anterior se retirara, pero me encanta el deporte, me encanta el negocio, así que este es el puesto perfecto para mí. Hasta ahora, han sido 14 años, así que puedo decir que tengo un poco de experiencia con lo que estoy haciendo.
Después de 14 años como director de carrera, ¿es posible elegir un año o un momento favorito de La Vuelta?
Cuando estás siempre involucrado en la planificación del recorrido y en toda la organización, es difícil elegir. Pero para mí, la Vuelta 2012 fue extraordinaria, grande. Me pareció que se produjo una especie de cambio histórico. Y desde entonces, parece que la Vuelta ha ido desarrollando su personalidad cada año.
La Vuelta de 2020, la Vuelta pandémica, fue muy dura. La más difícil que hemos hecho nunca y, sinceramente, hicimos un gran trabajo.
Mis otros momentos favoritos son cuando la carrera volvió al País Vasco después de 33 años y cuando los planificadores de la carrera “descubrieron” la Bola del Mundo, una subida ahora icónica cerca de la capital de Madrid. Pero una cosa es segura: la mejor edición siempre está por llegar, siempre es la siguiente.
Como vemos, La Vuelta es famosa por tener siempre nuevas y espectaculares sorpresas, como subidas y llegadas a puertos desconocidos. ¿Cómo busca el equipo de planificación estas joyas?
A menudo obtenemos recomendaciones de personas que viven en las zonas, y recibimos muy buenos informes de ex corredores. Al final, nos basamos en los consejos de personas con experiencia, porque lo que es bueno para uno, puede no serlo para la carrera.
Uno de los principios fundamentales de La Vuelta parece ser también el de mejorar las infraestructuras locales y dejar algo que se pueda utilizar cuando los corredores y los coches del equipo se hayan ido. ¿Es así?
A veces, la administración de un territorio se pone en contacto con nosotros para ofrecernos arreglar una determinada carretera si les llevamos la Vuelta. Si es factible e interesante tanto para la carrera como para la administración local, asfaltamos la carretera juntos y llevamos la carrera allí. Cuando reparamos rutas, podríamos decir que ese es el verdadero legado de La Vuelta. Siempre es necesario tener otra razón o motivo social detrás de la carrera. Y el aumento de la cobertura y el prestigio de la carrera es una forma de dar mucha más visibilidad a ciertas regiones.
Está claro que hay un significado cultural detrás de los lugares que se destacan por el paso de la Vuelta. Después del deporte, los corredores y los espectadores, ¿en qué medida la carrera se centra en “contar historias”?
Tenemos la suerte de que nuestros campos de juego son las carreteras y las ciudades, esa es la magia del ciclismo. Podemos contar muchas historias a través de todos los kilómetros que hacen los corredores. Para mí, esto es como una película en la que hay que tener en cuenta muchos aspectos. Estamos en la televisión tres o cuatro horas al día y los comentaristas deben ser capaces de decir algo intrigante para los espectadores, de modo que puedan cubrir tanto el deporte como la historia local, para que el resto del mundo pueda ver lo que [España] tiene que ofrecer.
La asociación con ASO (Amaury Sports Organization, la empresa propietaria del Tour de Francia) contribuyó a aumentar el prestigio de La Vuelta. ¿Cuánto ha cambiado realmente desde que ASO se unió a ella?
La Vuelta ha cambiado mucho, sobre todo a nivel internacional, porque ASO es una plataforma mediática muy buena. Y como empresa deportiva, entienden perfectamente cómo tratar el deporte. ASO también ayuda a mantener y formar el “sabor” español distintivo de La Vuelta. Nos dieron una filosofía muy buena. Nos dijeron: ‘sois una carrera española, centraos en eso. Tenéis que ser españoles y, al mismo tiempo, internacionales. Trabajad en vuestra personalidad española, no intentéis ser ninguna otra Gran Vuelta. Intenta ser el mejor embajador de España’.
¿Qué es lo que más le gusta de la preparación de la Vuelta?
Hay dos partes que son las más agradables para mí. La primera es cuando estamos en la oficina y hacemos el “guión”, diseñando todo el recorrido. Y la segunda parte es cuando puedes ver todo eso convertido en realidad y pasar por todas esas ciudades que te animan.
Al ser la única Gran Vuelta que lo hace, La Vuelta tiene una tradición especial, que dura ya 40 años: la canción oficial de La Vuelta, que cambia cada año. En 2022, es el éxito veraniego colaborativo “C’mon C’mon”, liderado por la cantante Lorena Medina. ¿Puede decirnos algo más?
Surgió cuando España dio un giro hacia la democracia y la música era algo que se utilizaba para expresar la libertad y la transformación. La Vuelta quería participar en eso y la música era una muy buena forma de hacerlo. La canción de La Vuelta es una de las más populares en España durante el verano y ha hecho famosos a muchos cantantes participantes.
