Cómo limpiar tu bici de ciclocross después de un día de barro

Escrito por Adam Marsal

Devolver a tu bicicleta de ciclocross su antiguo esplendor nunca ha sido tan fácil. Sólo 15 minutos de cariño y nuestros conocimientos expertos. El cuidado de la bici de ciclocross después de la carrera se reduce a cuatro pasos clave: lavado, secado, pulido y lubricación. Vamos a desglosarlos para que sepas exactamente lo que te espera.

La carrera de ciclocross ha terminado, los himnos se han apagado y tu glorioso corcel se apoya en la barandilla como un soldado destrozado por la guerra. Sólo mirarlo duele. ¿Tocarlo? Eso requiere una gran fortaleza mental. ¡Uf! Pero no te preocupes: te sorprenderá lo fácil que es volver a convertir este desastre embarrado en una máquina deslumbrante si sigues los sencillos consejos de Richard Gasperotti, embajador de WLC. Este chico trabaja con jóvenes talentos del ciclocross en la República Checa y ayuda a desarrollar y probar los productos de limpieza BikeworkX.

Lo que necesitarás: limpiador de bicicletas, cepillo, cubo, agua, pulimento, lubricante, trapo (una vieja camiseta de Nickelback servirá: arranca un trozo y voilà, trapo instantáneo).

Consejo profesional: si te preocupa el planeta, evita las toallitas de papel. Una toalla vieja sirve perfectamente.

«Para la limpieza básica, puedes usar cualquier cosa que tengas en casa, es mucho mejor que no hacer nada. Pero si quieres mejores resultados con menos esfuerzo, los limpiadores específicos para bicicletas te harán la vida más fácil», dice Richard Gasperotti.

Antes de empezar, quita de tu bicicleta todo lo que no ame el agua. Aunque, seamos sinceros, las bicicletas ciclocross no suelen llevar luces ni ordenadores GPS. Este consejo es más para los ciclistas de gravel que quieren darle a su bicicleta un poco de cariño. Entiendes la idea, ¿verdad?

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El barro se queda pegado a tu bici. © Profimedia


La fase de lavado

¿El método casero más sencillo? Jabón de fregar y un cepillo. Pero aquí está el truco: el cepillo debe ser suave, no duro. Las cerdas duras pueden triturar la suciedad en la pintura como si fuera papel de lija. Elige un cepillo de cerdas suaves o, si te apetece, un cepillo de bicicleta. También puedes utilizar una escoba fina de ferretería. Si eres un verdadero perfeccionista, coge un pincel para llegar a todos esos pequeños rincones y grietas.

Ahora viene la parte que estabas esperando: ¡la fase húmeda! Llena un cubo de agua, añade jabón y mézclalo todo («Remover, no agitar», como no diría James Bond, pero lo haremos nosotros). Sumerge el cepillo, haz espuma y pásalo por toda la bici. No hace falta pensárselo demasiado, simplemente déjate llevar. Salpica, friega y moja. Cuanta más agua, mejor, sobre todo si el barro ha empezado a secarse. Puedes verter todo el cubo sobre la bici o utilizar una manguera, pero opta por un rociado suave en lugar de un chorro a alta presión, que puede introducir la suciedad en las piezas móviles y convertir la transmisión en una silenciosa pero mortal máquina trituradora.

«Para obtener los mejores resultados, utiliza un limpiador específico como BikeworkX Greener Cleaner», recomienda Richard. Se pulveriza en forma de espuma activa, se filtra por todos los rincones y saca la suciedad a la superficie como por arte de magia.

Deja que el agua jabonosa (o la espuma activa) haga su magia durante unos cinco minutos antes de…

¡Hora de fregar!

Después de unos minutos poco emocionantes, vuelve con tu fiel cepillo. Empieza por el sillín, el manillar y el cuadro. A continuación, pasa a las ruedas. Levanta la rueda delantera, hazla girar y friega a medida que avanzas. Termina con la rueda trasera, la cadena y el cassette, porque seamos realistas, no querrás manchar tu cuadro recién limpiado con la grasa de la cadena, ¿verdad? Frota el cassette en el sentido contrario a las agujas del reloj para que gire bajo la presión del cepillo, asegurándote de que cada diente se limpia en profundidad.

Una vez hecho esto, coge un trapo seco y límpialo todo. Te sorprenderá la cantidad de suciedad que recoge el trapo. Este paso es crucial para conseguir un aspecto fresco y limpio.

Para las poleas del desviador, gira las bielas mientras limpias para que todo se mueva con suavidad. A nadie le gusta una transmisión crujiente.

Retoques finales

Una vez que la bici está completamente seca, es hora de pulirla. «No se trata sólo del aspecto», explica Richard. «Un buen pulido crea una capa protectora que repele la suciedad y facilita el siguiente lavado».

Por último, pero no por ello menos importante, lubrica la cadena. Evita los lubricantes multiusos y opta por los específicos para bicicletas. Para condiciones extremas (el infierno del ciclocross), usa un lubricante de dos componentes como BikeworkX Chain Star Extreme. Es una mezcla de grasa y disolvente, lo que significa que penetra profundamente en los eslabones de la cadena y, una vez que el disolvente se evapora, deja una capa protectora que dura hasta 300 km.

Agita bien el envase antes de aplicarlo para asegurarte de que los dos componentes se mezclan correctamente. Aplícalo sobre una cadena limpia y seca, deja que se asiente y elimina el exceso con un trapo. Y no te contengas: tu cadena debe estar lubricada por dentro, no empapada por fuera, donde sólo atraería más suciedad. Listo. Si has seguido estos pasos, tu bicicleta de ciclocross debería estar reluciente, lista para competir y preparada para su próxima aventura llena de barro. Ahora, ¡a ensuciarse de nuevo!