Pogacar escribe el guión del Tour

Escrito por Luis Ortega @ciclored

El Tour 2024 está siguiendo el guión previsto antes la carrera. El mismo que quiere escribir Tadej Pogacar y su equipo UAE, aunque entre los gregarios del esloveno hay disparidad de caracteres y objetivos. Vingegaard ya dejó ver su debilidad en Galibier, Evenepoel los kilos que ha perdido desde Dauphine, Roglic que sigue siendo un hombre duro de batir y Carlos Rodríguez que es muy difícil que vaya a fallar.

La ascensión a la cara sur de Galibier, la que nace justo en la cima de Lautaret, volvió a ser de récord. Nadie había subido jamás en la historia del Tour por esa vertiente a la velocidad que lo hicieron Pogacar, Vingegaard, Evenepoel, Roglic y compañía. Hasta una decena de corredores superó los mejores tiempos históricos de 2019. Es cierto que jamás el Galibier había aparecido tan pronto en el Tour, fue en la cuarta etapa, y que los puertos previos Sestrieres y Montgenevre, eran los más sencillos de que se pueden hacen. Nada que ver con Vars. Izoard o Agnello. Pero aún así el viento en el liviano Lautaret era un huracán de cara con el que se pelearon Politt y Wellens, aunque siempre afecta a los que van unos metros más atrás.

Volaron. Literalmente. Tanto en la subida como en la bajada. Con Pogacar limando en las curvas. Arrancó a falta de un kilómetro a más de 1.000 vatios y 37 kilómetros hora. Eso, cuando llevas 30 kilómetros de subida, estás a más de 2.500 metros de altitud y han subido a todo trapo es una auténtica barbaridad. Por eso cuando salió Vingegaard a su rueda sufrió para ni tan siquiera coger su estela. El resto ni lo intentaron, a sabiendas que meterse en esas peleas supone explotar y ver como tus rivales por el podio te superan.

Por eso Remco  solo lo intentó y acabó siendo absorbido por Roglic y Carlos Rodríguez en la bajada. Entre todos agarraron a Vingegaard, que si bien bajó a la misma velocidad que Pogacar en las curvas de Galibier (máximas de 90 km/h), se desfondó en los falsos llanos de dar pedales de Plan Lanchat. Allí en 2022 y en sentido contrario el esloveno cayó en la trampa del danés y de Roglic, entonces compañeros de equipo en Jumbo, y se cebó para luego explotar en Col du Granon. Esta vez se cobró venganza son Vingegaard y los 10 segundos de la cima se convirtieron en 37 en meta y 50 en la general sumando las bonificaciones.

Al danés le escoltaron Roglic, Evenepoel y Carlos Rodríguez, los esperados, y también Juan Ayuso, el gregario de Pogacar que menos vatios ofrece a su jefe. Solo tiró, y obligado por Alemeida, un par de kilómetros en Galibier. Después tiempo para él y acabar tercero en Valloire. Un éxito en su primer Tour, si no fuese porque su trabajo debería ser otro. Habrá ‘Ayusogate’.

Reloj para Remco y Pogacar

La otra cita importante de la primera semana era la contrarreloj. Prácticamente llana y de poco más de 20 kilómetros. La lucha en la que nadie puede esconderse. Donde no puedes echar mano del equipo. Remco Evenepoel cumplió con el pronóstico de máximo favorito y literalmente arrasó de principio a fin. Sólo Pogacar se le acercó en el primer parcial. El gran derrotado, aunque menos de los previsto, fue Vingegaard, que acabó cuarto por detrás de Evenepoel, Pogacar y Roglic. Solo un puñado de segundos, es cierto, pero siempre en negativo, cuando en 2023 las cronos iban a favor del danés.

Y el domingo para acabar la primera semana se vivió la jornada más loca de este Tour, con tramos de tierra incluidos. Los 14 caminos de viñas blancos, con repechos y desnivel, en el entorno de Troyes sirvieron para dejar clara las tácticas de los favoritos. Pogacar tiene prisa de ‘reventar’ la carrera. Por eso arrancó hasta cuatro veces solo, sin la ayuda de los compañeros. Remco Evenepoel lo hizo en otras dos ocasiones. Vingegaard jugó a que no pasase nada. Echó mano del equipo para cerrar los huecos del esloveno, y cuando los Van Aert, Laporte y Jorgenson no tenían ganas lo hizo en propia persona. El danés sufrió y más en un terreno que no es el suyo, pero consiguió minimizar a cera las pérdidas en un día peligroso para él.

El que no apareció fue Roglic. Ni atacó, ni salió al movimiento que a más de 70 kilómetros de meta junto escapados a Pogacar, Vingegaard y Remco Evenepoel. Quizás el hombre del Bora no está en su mejor momento, o confía en su equipo para ahorrar energía de cara a las dos semanas que todavía quedan de Tour.

Este ciclismo ha cambiado tanto que hace años una primera semana de Tour eran llegadas al sprint y si acaso una crono por equipos. Ahora ya tienes a los favoritos intentando ganar la carrera desde el kilómetro uno. Ayuda el recorrido, claro, pero también la actitud de hombres como Pogacar y Evenepoel que no tienen miedo a acabar cediendo conforme pasen los días.