Ride Like a Pro Tenerife – Sol, montaña, ciclistas profesionales y el Giro de fondo

Escrito por Luis Ortega

La filosofía del Ride Like a Pro Tenerife es que cualquier ciclista aficionado se sienta como un profesional (sobre todo en su lado bueno). El telón de fondo es el Giro de Italia, encargado de organizar el evento, y como aliados el sol y las montañas de Tenerife en noviembre, las carreteras cortadas al tráfico para poder correr todo lo que quieras (o puedas) y una lista de ciclistas profesionales encabezada por un ganador del Giro como Vincenzo Nibali, una maglia rosa como Juanpe (si, con n) López, y Jonathan Lastra (Cofidis), Fernando Barceló (Caja Rural) y Raúl García Pierna (Kern Pharma),

Y a todos estos argumentos había que unir un recorrido duro dividido en dos etapas. Para exprimir al máximo el fin de semana del 18 y 19 de noviembre y las piernas, que para esa época no se encuentran en su mejor estado de forma después de una larga temporada. Pero es llegar a Tenerife el día anterior, vestirse con ropa de verano, dejar de un lado manguitos, perneras, botines y camisetas térmicas y oye, como que se te olvida que el corte de moreno hace tiempo que desapareció y te vuelven las fuerzas (sobre todo mentales) de principios de junio cuando creías que podías subir el Stelvio a plato como en el Giro de Italia.

Etapa 1. 115 kilómetros, 3.000 metros de desnivel y Pink Party

La segunda edición del Ride Like a Pro Tenerife no solo consistía en pedalear, que también, sino en poder interactuar con los ciclistas profesionales. Por eso el viernes previo a la prueba todos tenían que pasar por la recogida de dorsales ubicada en el Hotel Mynd. Así que no era complicado encontrarte en la misma fila que Juanpe López recogiendo el dorsal y que te contase que se había hecho 100 kilómetros en la isla nada más aterrizar aquella mañana. Los que hay desde el aeropuerto de Tenerife Norte hasta Adeje, justo en la otra punta y lugar de salida de la etapa 1.

Bolsa del corredor con maillot rosa, barritas, geles, la mítica ambrosia de Canarias y una invitación para asistir a la presentación oficial del evento en la terraza del hotel. Presidiendo, el Trofeo Senza Fine del Giro (el auténtico protagonista en las fotos de Instagram de los participantes), y como maestro de ceremonias Juan Clavijo (Eurosport) encargado de entrevistar en directo a Nibali, Juanpe, Lastra, Barcelo y Raúl García Pierna.

Eso sí, pronto a la cama porque la salida de la etapa 1 estaba prevista a las 07:30 en Armeñime (Adeje). Amaneciendo, con la música a rope y ya sin manguitos ni chaleco. Por delante había ‘sólo’ 115 kilómetros, pero eso en Tenerife da para hacer más de 3.000 metros de desnivel sin complicarse demasiado con el recorrido. Ya me había avisado Néstor Rodríguez y Atilio Teixeira, mis ‘confidentes’ canarios que saben como se las gastan aquí.

Salida, menos de 10 kilómetros neutralizados con repechos para charlar un poco y vía libre para correr desde Los Gigantes. Allí comenzaba la primera ascensión del día. Más de una docena de kilómetros hasta el mirador del Cherfe pasando por Santiago del Teide. Y ya sabeis como esto, ataques para salir en la foto con Nibali hasta que el asunto se pone serio cuesta arriba  y el pelotón de más ce 350 ciclistas (hubo otros tantos o más en la segunda etapa) se divide en grupúsculos por el efecto de la gravedad y la fuerza que cada uno acumula en las piernas.

Había que tomárselo con tranquilidad. Quedaba mucho y el tramo entre Santiago del Teide y el Mirador del Cherfe guardaba tres kilómetros con rampas por encima del 10%. Así que 34×28 y a ahorrar fuerzas para el selfie en el Mirador con Masca y La Gomera de fondo. Vale que el cronómetro iba corriendo, pero esas vistas obligan a parar, que uno es del interior de la península y no ve así todos los días el mar. Bajar Masca, con sus curvas de herradura y rampas al 14% es similar al descenso de Tre Cime di Lavaredo, meta del Giro 2023 y del que Jonathan Lastra casi ni se acordaba. En mitad también tiene un repecho de más de un kilómetro cuesta arriba al 12% que provoca el primer dolor de piernas del día.

Largo descenso hasta Buenavista del Norte. Únicos 10 kilómetros llanos para formar grupetta y giro a la derecha para afrontar un largo y duro repecho con adoquines para volver a romperla. Llevábamos 60 kilómetros, estábamos a nivel del mar y por delante quedaba un puerto de 25 kilómetros hasta los 1.100 metros de altitud . A priori no parece mucho, y más si en mitad del camino hay un descenso de cuatro kilómetros con avituallamiento incluido. El problema es que al ciclista aficionado de a pie le gusta picarse, medir sus fuerzas y ponerse al límite de ‘petar’.

La subida por las Cruces, con sus desniveles mantenidos al 8%, era perfecta para mantener el ritmo, aprovechar sus curvas para coger velocidad y llegar con fuerzas para coger un par de sandwichs de nutella, un gel y un plátano en el avituallamiento. Pero las fuerzas se disiparon camino de La Vega y La Montañeta. Quizás ayuda el paisaje boscoso o la tranquilidad de saber que no tienes coches cerca porque el tráfico está cerrado. O las vistas del Teide, que aparecía a la izquierda después de un falso llano final al que costaba llegar.

Bajada hacia Santiago del Teide, último avituallamiento para cargar agua fresquita (ya había 25 grados y sobraba hasta la camiseta interior) y trampa made in Giro de Italia. Emboscada de cinco kilómetros cuesta arriba por carreteras estrechas hasta Arguayo para completa casi los 3.000 metros de desnivel. Desde allí, ya si. Descenso rapidísimo por Guía de Isora hasta Armeñime…. y entrada a meta con una rampa solo 200 metros, pero al 16%. De esas en las que Bettini no solía tener rivales. Plato de pasta y paella con opción a repetir, bebida fresquita (alguna ‘Dorada’ ya cayó), plátanos, café… y a descansar porque por la tarde había Pink Party.

Es cierto que no es la mejor forma de recuperar. Pero si la inscripción al Ride Like a Pro Tenerife incluye una fiesta con música, comida y bebida en la terraza de un hotel de cinco estrellas con vistas al mar junto al resto de participantes y ciclistas pro para comentar como ha ido la etapa del día…. pues tampoco lo vas a rechazar, ¿verdad? Allí te enteras de que la mayoría de los pros después de volar en el inicio en los Gigantes pararon tranquilamente a tomar café y terminaron la etapa junto a la parte trasera del pelotón charlando sin prisa.

Etapa 2. 65 kilómetros, 1.600 metros de desnivel

Pese que la salida de la segunda etapa de Ride Like a Pro Tenerife era a las 09.00 de la mañana en la playa de Los Cristianos (Arona), todavía dolían las piernas de la etapa anterior (o lo mismo era de la Pink Party). El diseño de la jornada era relativamente sencillo. Salida al nivel del mar. Los primeros 45 kilómetros prácticamente en subida hasta los 1.300 metros de altitud del municipio de Vilaflor y luego rápido descenso de 20 kilómetros hasta el punto de partida.

Etapa corta,guay, pero eso supone que se sale más rápido. Bueno, en realidad no tendría por qué. Había tiempo suficiente para el cierre de control y llegar tranquilamente a la meta con el tráfico cerrado. Pero al ciclista aficionado, ya sabes, le gusta jugar a ciclista profesional. Y más si Juampe, Nibali, Lastra, Barceló y Raúl García se encargan de animar el cotarro. El resultado, que los primeros 30 kilómetros, los que había hasta San Miguel de Abona por terreno con repechos y alguna bajada se hicieron a velocidad de carrera. Así que los 15 kilómetros desde Granadilla de Abona hasta Vilaflor, cuando el puerto se hacía más constante, hubo que tomarselos con tranquilidad y meter todos los hierros de la BH RS1 de Free Motion, el proveedor oficial de bicis para el evento.

Aquarius y botellita de agua fresca en el avituallamiento de Vilaflor y un ratito para charlar con Raúl Garcia Pierna, que se había parado en la cima a esperar a Sara Martin (Movistar), después de pasar como un avión en la subida. Descenso para disfrutar. Con el mar de fondo y carretera ancha al inicio con curvas sencillas en las que tumbarse y mimetizarse con una bici rápida cuando la carretera se pone cuesta abajo. Hasta la meta solo había un falso llano y un repecho cortito para que las piernas volviesen a saber lo que era pedalear.

Quedaba la última comida, la entrega de premios, recoger la medalla de finisher, subir fotos a instagram dando envidia a los compañeros de gupetta que estaban pasando frío en la península, hacer la maleta y coger el último vuelo para llegar el lunes a trabajar con un morenito ciclista impropio de estas fechas del que solo pueden alardear los ciclistas profesionales (o los canarios),  Feel like a pro.