Los bastidores de La Vuelta: Juan Mari Guajardo

Escrito por Františka Blažková

La Vuelta a España es impredecible, apasionante, cautivadora y destaca en el mundo del ciclismo como testimonio de resistencia, pasión y espíritu. Pero no sólo por parte de los ciclistas. Este año, nos hemos acercado más que nunca a los entresijos de La Vuelta con un único objetivo: mostrar la inmensa cantidad de esfuerzos organizativos entre bastidores que hay que realizar para que todo el evento salga adelante. Queremos poner de relieve las dificultades, en su mayoría invisibles, de las personas que forman la columna vertebral de la carrera y que rara vez salen en antena.

Unos pocos elegidos, que desempeñan diversas funciones y cargos en La Vuelta, nos dedicaron amablemente su tiempo y respondieron a una serie de preguntas para que pudiéramos echar un vistazo a lo que realmente se siente al ser una pieza del enorme rompecabezas de La Vuelta a España. Juan Mari Guajardo es un experimentado speaker y moderador de La Vuelta en la salida, en el control de firmas y también en la línea de meta.

Como speaker y moderador desempeña un papel decisivo a la hora de garantizar la participación y la información del público. La preparación de Guajardo es rigurosa, y le lleva todo un año estudiar los resultados de competiciones anteriores. “En el último mes”, dice, “me centro sobre todo en la salida y la llegada de cada etapa, cuántas veces ha pasado la Vuelta, quién ha ganado y cómo”. Un día típico en La Vuelta es intenso. Comienza temprano con ejercicios personales, seguidos de tres horas en la línea de salida. Allí repasa la jornada anterior y luego inicia las presentaciones de los equipos, el corte de la cinta y una emocionante carrera para narrar los kilómetros finales de la carrera y crear una atmósfera electrizante para el público.

 

En medio de las apretadas agendas, Guajardo es disciplinado a la hora de preservar su voz. “Duermo unas ocho horas, pero paso el mayor tiempo posible en la habitación. Cuantas más horas esté en silencio, mejor descansa mi garganta”, explica. Lo cual no es tarea fácil cuando se recorren una media de 100 km y tres horas en el coche durante un solo día de carrera. Esta dedicación se hace evidente cuando conocemos la inmensa confianza que los ciclistas depositan en él. Habiendo sido testigo de sus trayectorias desde talentos en ciernes hasta campeones experimentados, el vínculo es profundo y mutuo.

En un plano más personal, dos aspectos que Guajardo cree que sorprenden a muchos son la amplia información que posee sobre ciclistas y lugares, y su timidez inherente, a pesar de su visibilidad fundamental. Y cuando se le pregunta por su secreto para mantener la energía durante las exigentes tres semanas, señala el descanso y la buena salud, sin ningún tentempié o bebida que le dé un empujón extra.

Y al terminar la última etapa de La Vuelta, los momentos de solaz de Guajardo son conmovedores. “Lo primero que hago después de terminar la etapa y subir al podio el último día es abrazar a toda la gente que ha formado parte de la Vuelta a lo largo de los años”, dice. Pero, ¿la descompresión definitiva? Un sentido regreso a casa con su familia, que marca el cierre de otro emocionante capítulo de La Vuelta.

La emoción de La Vuelta se extiende más allá de la pista de carreras, resonando en la pasión y la dedicación de los que están detrás del telón, creando cada momento a la perfección.