Vingegaard vs Pogacar, el Tour en un segundo

Escrito por Luis Ortega @Ciclored

El duelo Vingegaard vs Pogacar nació en el Tour 2021, pero todo el mundo pensaba que era coyuntural. Provocado por la caída de Primoz Roglic, tuvo claro color esloveno. En 2022 el gran favorito era Pogacar, pero Vingegaard se llevó el amarillo gracias, entre otras cosas, al Roglic y su papel de ‘cebo’ en Galibier. En este Tour 2023, el duelo tiene pinta de convertirse en histórico.

En la cabeza de cualquier aficionado al ciclismo, a uno de julio y la línea de salida de Bilbao, solo aparecen dos favoritos en la ecuación para ganar el Tour 2023. Vingegaard vs Pogacar. Todo lo que se salga de ahí, será una sorpresa, un imprevisto. Pero precisamente eso es lo que hace grande al ciclismo y al Tour, que sucedan cosas que no estaban en el guion establecido. Aparece la lluvia que provoca caídas, los nervios, los abanicos, las bajadas, las curvas. Sobresaltos que unas veces solventas con maestría, como en la bajada de Spandelles en el Tour 2022, y otras dan con tus huesos en el suelo, como en la Lieja de 2023.

La primera gran incógnita del Tour será saber el estado de forma exacto de Tadej Pogacar. Hasta romperse el escafoides en la bajada de la Roche en Ardennes de Lieja Bastogne Lieja había sido el dominador de la temporada. Cada carrera una exhibición y una victoria. Jaen, Vuelta Andalucía, Tour de Flandes, Amstel Gold Race, Flecha Valona y Paris Niza, allá por el mes de marzo, pero donde soltó a Vingegaard cada vez que la carretera se puso cuesta arriba, y con relativa facilidad. Solo se le escapó Milan Sanremo y ante un excelso Van der Poel.

Las últimas semanas del esloveno ha sido entrenando en altura en Sierra Nevada con el resto del UAE, igual que había hecho Vingegaard unos días antes. El danés también ha ganado en 2023 más que nunca. Y siempre por goleada, menos en París Niza. O Gran Caminho, Itzulia y una Dauphiné en la que su rival fue un lejano Adam Yates. El hombre del Jumbo, en teoría, llega con su mejor estado de forma y con un equipo potente que ha perdido a Kruiswijk, pero que tiene a Van Aert como hombre orquesta. Eso sí, pendiente de su paternidad y el belga ya ha dicho que si es padre abandonará la carrera y dejará un vacío imposible de cubrir en equipo holandés.

El gran cambio con respecto a 2022 es que Pogacar también contará con un equipo de garantías para pelear con el Jumbo. A los Soler, Bjerg, Majka y Mcnulty se le unen Yates, Wellens y Grossschatner para crear un UAE a la altura.

Habrá actores secundarios, pues si, pero parece que demasiado lejos de los dos grandes favoritos, sobre todo a tenor de lo visto en Dauphine y La Vuelta a Suiza, los dos grandes bancos de pruebas antes del Tour. Si atendemos a la carrera francesa los australianos O’Connor (AG2R-Citroen) y Hindley (Bora) son los únicos que en alguna ocasión intentaron seguir a Vingegaard y no acabaron pagando el esfuerzo cediendo minutos en meta. Al corredor del AG2R le acompañará el inesperado Felix Gall, que ha hecho una buena Vuelta a Suiza, y el corredor del Bora tiene a Buchman e Higuita.

Ineos siempre ha colocado al menos un ciclista en el podio del Tour en las últimas ocho ediciones, pero en este 2023 no está claro quién será el candidato. Los ingleses han dicho que Daniel Felipe Martínez, pero el colombiano nunca ha estado delante en una general. Egan Bernal no hizo una mala Dauphine, pero es una gran incógnita. Los galones podrían recaer en Carlos Rodríguez, que lleva una temporada casi en blanco después de romperse la clavícula en Strade y solo volvió a aparecer en Dauphiné. No son los únicos con dudas en su estado de forma. Enric Mas acabó demasiado lejos en la carrera francesa, igual que Mikel Landa o Richard Carapaz, tres ciclistas que serían candidatos al podio por detrás de Vingegaard vs Pogacar.

Recorrido y etapas clave 

Hace años que el recorrido del Tour de Francia dejó de ser un puzzle en el que casi todos conocían la situación de las piezas previamente. El clímax puede llegar en la penúltima etapa, como en la edición de 2020, en la primera etapa de montaña como en 2021 o una semana antes de acabar como en 2022. El Tour de 2023 es quizás uno de los que acumula más dureza en los primeros diez días de las últimas 30 ediciones, por lo que hay que llegar en forma para no perder la carrera desde el banderazo de salida en Bilbao.

El duelo Vingegaard vs Pogacar se puede decidir por segundos y ya el primer día, sábado 1 de julio, hay 3.500 metros de desnivel y un repecho como Pike Bidea (2 km al 12%) a solo 10 de meta. Y hay bonificaciones, claro. Como en la segunda etapa, con Jaizkibel antes de bajar a San Sebastián. Los Pirineos ya aparecen en la quinta etapa, con la cima de Marie Blanque por su vertiente más dura a solo 15 kilómetros de Laruns. Y al dia siguiente Aspin, Tourmalet y final en Cambasque, previo paso por Cauterets. Para el fin de semana espera una etapa de media montaña por el macizo central y el domingo el retorno del Puy de Dome, con sus últimos 4,5 kilómetros a más del 11% de media.

La segunda semana tiene otras dos jornadas peligrosas de media montaña, una con final en Issoire y la otra en Belleville y sin salir del Macizo Central. Quizás no decisivas para la general, pero que harán daño antes del fin de semana alpino que irá in-crescendo. Primero con los Pre-Alpes el viernes 14 de julio con una etapa llana y final en Grand Colombier (17 km al 7,1%). Al dia siguiente encadenado por los Alpes con tres primeras y un Hors Categorie, el Joux Plane (11,5 km al 8,6%) que es tan complicado subirlo como bajarlo camino de Morzine. Y el domingo otro encadenado, esta vez por la región de la Alta Saboya con Forclaz, Croix Fry, Aravis y final en Mont Blanc previo paso por la Cote des Amerands, que son 3 kilómetros al 11% y con rampas del 17%.

La última semana de Tour es atípica. Después del lunes 16 de julio, segundo día de descanso llega la única crono. Corta, solo 22 kilómetros, con más de 500 metros de desnivel acumulado y con la Cote de Domancy, 2,5 km al 9,5% de media a seis de meta. El miércoles es la etapa reina del Tour. Corta, solo 167 kilómetros, pero con más de 5.000 metros de desnivel. Y sobre todo un puerto, el Col de la Loze, que pasa por ser el más duro del Tour 2023, con sus 28 kilómetros y una parte final con rampas del 15/18 %. Se corona a 2.300 metros de altitud, pero no es la meta, como en 2020, sino que se desciende seis kilómetros hasta Courchevel. Será el último contacto con la alta montaña porque después vendrán dos etapas llanas y el experimento de la penúltima etapa en las montañas de Alsacia. Solo 133 kilómetros y 3.600 metros de desnivel y un trazado muy similar a la jornada que decidió el Tour Femenino en 2022. Es un campo de minas con Ballon d’Alsace, Col de la Croix des Moinats, Col de Grosse Pierre, Cote Schlucht antes de encarar el Petit Ballon (9,3 km al 8,1%) y el Platzerwasel (7,1 al 8,4%) y el final en falso llano hasta Le Markstein antes del paseo final del domingo 23 de julio en París.