Lieja-Bastogne-Lieja Challenge, alta montaña en cotas bajas

Escrito por Luis Ortega @Ciclored

La versión cicloturista de La Doyenne, la Lieja-Bastogne-Lieja Challenge, acumula el mismo desnivel que la carrera de los profesionales. Idéntica dureza, mismos kilómetros, pero diferente velocidad. La Lieja Challenge, en su versión más extrema, supera siempre los 250 kilómetros y los 4.000 metros de desnivel, pero sin subir nunca de 600 metros de altitud. Es alta montaña en cotas bajas.

Para los que andais habitualmente en bici no hace falta que os explique lo que supone una etapa de más de 4.000 metros de desnivel. En el Tour hay pocas así de alta montaña en Alpes o Pirineos, es las que se ascienden puertos de más de 2.000 metros durante 20 kilómetros. En la Lieja-Bastogne-Lieja Challenge cambia mucho la película. Discurre por las Ardenas de la región valona de Bélgica, un país que todos consideramos como plano, pero que en esta región está salpicado de pequeñas cotas de no más de cinco kilómetros de subida, pero con desniveles por encima del 10%. El resultado, una de la cicloturistas más duras que puedas asumir.

Y es que la Lieja Challenge, que cada año patrocina Škoda We Love Cycling, es una cicloturista pura. La salida de las tres distancias que propone la organización, 255, 150 o 75 kilómetros, es solo orientativa. Cada ciclista elige su momento entre una horquilla determinada. Para la versión más larga, entre las 6:30 y las 7:30 de la mañana. Para la más corta de 08:30 a 10:00. Eso sí, el cierre para todos es el mismo, las 20.00.

Tampoco hay tiempo total oficial, sino que la organización propone cronometrajes en determinados muros. La Redoute y Roche Aux Faucons, dos de los más duros, suelen ser los elegidos habitualmente. El tráfico está abierto, aunque con todos los cruces controlados por voluntarios. Con este formato los que quieren ir deprisa tienen terreno, carreteras y subidas suficientes para cansarse todo lo que quieran, y los que desean ir más tranquilos hasta cinco avituallamientos en la versión más larga para disfrutar de la bici y ‘sufrir’ en los muros. Porque, por muy en forma que estés, afrontar más de 250 kilómetros y 4.000 metros de desnivel cansa a cualquiera.

Lieja 2023

Para este 2023, al igual que otros años, había doble aliciente. Por un lado el sábado la versión cicloturista y para el domingo ver a los pros ‘pegarse’ en los mismos muros que nosotros el día anterior. Los Pogacar, Evenepoel y Landa, pero también las Vollering, Van Vleuten o Mavi García. Es uno de los grandes reclamos de estos eventos, poder jugar en la ‘final del mundial’ con tus amigos el día antes de que lo hagan tus idolos.

Lo único que en la Lieja-Bastogne-Lieja Challenge versión 255 la exigencia de entrenamiento es alta. No se puede llegar con 2.000 kilómetros, porque lo acabas acusando. Al final, con paradas, es muy complicado hacer menos de 8 horas de bici, y para eso hay que estar rodado. En este 2023 llegaba con más de 5.000 kilómetros en las piernas, repartidos entre las montañas de Calpe y Gran Canaria, los llanos de Aranjuez y La Mancha, los adoquines de Flandes y Roubaix y el entrenamiento previo en las Ardenas holandesas de la Amstel Gold Race.

La edición de 2023 calcaba el recorrido de 2022 con inicio y final en Banneux, una ciudad al sur de Lieja escogida por la organización por las obras del tranvía que se están desarrollando en la capital de la región. Eso no suponía menos dureza, sino al contrario, la inclusión de una cota más al final (Cote de Cortil) que no se sube en la carrera pro y que, tras 230 kilómetros, no se hace sencilla se subir.

Y como buen ciclista lo primero en estos eventos es… mirar la meteorología. Porque 250 kilómetros con frío y lluvia no son plato de buen gusto. Es finales de abril, pero en Lieja el tiempo es caprichoso y puedes pasar de los 0 grados y nieve de algunas ediciones, a los 25 de otras. La primavera, que en Bélgica sigue existiendo y así se manifestó. Apuntad, a las 07.00, cuando tomé la salida, había 8 grados, a las 11 de la mañana 14 grados, a las 13.00 ya te querias quitar ropa con 16 grados….y una hora después bajaba la temperatura a 10 y se ponía llover justo después de La Redoute. Primavera.

Por eso venía de lujo tener un vehículo de apoyo situado en puntos concretos para quitarte y ponerte ropa, según conveniese y parta darte un avituallamiento extra. La Lieja Challenge de 250 tiene hasta cinco, pero si gastas más de 5.000 calorías, como me marcó el Garmin, pues hace falta comer casi todo lo que puedas.

Lieja es como una etapa de la Itzulia en versión XL. Sin tramos llanos. Es cierto que en los primeros kilómetros, hasta Bastogne, no hay grandes desniveles. Pero acumulas más de 1.500 metros de desnivel en menos de 90 kilómetros. La clave era coger grupetas de buenos llaneadores (se les conoce por medir más de 1,80) y quitarse el molesto viento de cara que soplaba.

El Bastogne se deja de ir al sur y se gira hacia el norte. Viento a favor, pero muros imposible. Saint Roch, con sus rampas al 18% impresiona. Pero lo realmente complicado llega en el 150, con unos 100 kilómetros para acabar y la sucesión de muros ‘con nombre’ y casi sin descanso. Mont Le Soir, Cote de Wanne, Stockeau (con su 18% y tesela de Eddy Merckx) y Haute Levee no tienen tramo llano entre ellos.

Agotan. Después Rosier se acaba haciendo largo con sus casi cinco kilómetros de subida y la inclusión de Cote de Desnie por Maquisard hace que se incrementen unos metros más de desnivel, porque está bastante más empinada.

Largo descenso hasta Remouchamps y con 200 kilómetros en las piernas llegas al mito. A La Redoute. El tiempo está cronometrado, no hay premios, pero hay que subir a tope de fuerzas por respeto al lugar de las batallas de Argentin, Merckx, Bartoli, Bettini, Valverde… o Evenepoel, que ya ha hecho pleno en dos participaciones.

Al contrario que en la carrera pro de 2023, en la ciclo se bajaba hasta Sprimont para subir la Cote de Hornay, que antes no estaba señalizada y también se ascendía, y la Roche Aux Faucons, el mito moderno. También está cronometrado, pero solo hasta el pueblo. Después queda ese kilómetro con tramo de cemento que da acceso a la autovía que lleva a Lieja y que ha roto las esperanzas de muchos pro (y cientos de cicloturistas).

En las ediciones anteriores de la ciclo allí estaba todo el trabajo hecho. Solo había que bajar a Lieja (aunque en 2018 y precedentes quedaba subir San Nicolás y Ans). Ahora hay que bajar a Tilff… y subir Cote de Cortil, que son otros cuatro kilómetros al 6% que se hacen eternos. Más que nada porque después no hay bajada, sino un llaneo antes de descender Cote des Forges… y volver a subir hasta la meta de Banneux en otro muro sin nombre.

Duelen las piernas, tanto, que te das cuenta lo bueno que hay que ser para poder atacar en La Redoute como lo hizo Remco al dia siguiente... y mantener el ritmo con los lobos persiguiendo por detrás. La Lieja Challenge es un reto, siempre.