Una Vuelta 2022 en el País Vasco que sabe a Tour

Escrito por Luis Ortega @Ciclored

En cuanto acabó el Tour de Francia 2022 en París, dos ciclistas de ultrafondo, Ziortza Villa y Julian Sanz, recogieron el trofeo de la edición 2023 y lo trajeron, en bici, claro, a Bilbao. Está en la sede de Turismo, muy cerca de la segunda meta de la Vuelta 2022 en el País Vasco y que ha sido un ensayo general para lo que será el Tour de Francia 2023, que, por si no se habían enterado, saldrá de Bilbao.

Y no sólo habrán una Gran Depart en Bilbao, sino que recorrerá en tres etapas todas las capitales vascas. Por eso la etapa del martes, la reentré de La Vuelta en España después del periplo por Paises Bajos (ya saben, no se dice Holanda, que eso son solo dos regiones), partió de Vitoria y tuvo un trazado completamente alavés. Acabó en Laguardia, uno de los lugares que habían pensado como meta para el Tour 2023. Pero la carrera francesa es demasiado grande. Puede salir de un municipio de 1.500 habitantes, pero para ser llegada se necesita mucho espacio en donde ubicar la meta y todos los medios de comunicación que acompañan a la carrera francesa.

Se lo perderá el Tour 2023, que acabaré en Bilbao y San Sebastián y saldrá de Bilbao, Vitoria y Amorebieta. Pero lo ganó La Vuelta, que vio la primera batalla de la general con un Primoz Roglic que ya ha demostrado que la lesión del Tour no fue para tanto y que, al menos, ha recuperado lo suficiente para ganar un sprint en cuesta a Mads Pedersen y Enric Mas. El recorrido había sido diseñado por Joseba Beloki. No hay vitoriano ciclista más ilustre que él y menos en el Tour, donde firmó tres podios y una caída que ningún aficionado al ciclismo olvida.

A Beloki le gusta meter miga en ‘sus’ etapas y acaba creando espectáculos. En 2020 con la batalla y el doble paso por Orduña y en este 2022 con una pelea seria entre los favoritos. Laguardia es una ciudad medieval, con su muralla y todo. Eso suele significar que la construyeron en un alto desde el que se podía defender todo el territorio. Antes campos de batalla, ahora viñedos y bodegas, como el ‘Guggenheim’ de Marques de Riscal en ElCiego. Los cinco kilómetros antes del repecho final (más de un kilómetro al 8%), eran planos. Pero antes se había subido Opakua (2ª), un par de ascensiones sin premio de montaña al 12% y el Alto de La Herrera. Allí atacó Alaphilippe, respondió Roglic, pero solo consiguieron estirar el grupo y dejar al aire las primeras debilidades de Ayuso, la nueva esperanza del ciclismo español.


Se reagruparon, solo una treintena de ciclistas, para empezar a subir a Laguardia. Ponía ritmo Rojas y todos esperaban a Valverde (la última Bala, ya saben), pero quien apareció para meter ‘codos’ a Pedersen fue Enric Mas. Recuperado ya de sus traumas del Tour, el mallorquín es otro en La Vuelta. No es potente ni rápido, como lo son Roglic y Pedersen, por eso su tercer puesto fue más que notable. Aún así, se revolvió contra un ‘aficionado’ que le llamó ‘paquete’ para subirlo a Twitter y buscar sus 10 segundos de gloria.

En la confirmación de Roglic en Laguardia no perdieron comba Hindley, Evenepoel, O’Connor, Sivakov o Tao, algunos de los aspirantes. Si se dejaron 7 segundos Yates, Carapaz, Almeida, Landa, Ayuso o Carlos Rodríguez. No es demasiado pero eslovenos sigue incrementando la brecha después del puñado de segundos de la crono de Utrecht

Territorio Tour de Francia

En Bilbao no cabía un alma. La ciudad ya estaba llena por la Aste Nagusia, la Semana Grande. Las fiestas, para entendernos. Ya saben, calimocho, conciertos, txosnas (que son casetas en las que se bebe y se baila). Quizás no la mejor combinación para eso de a mediodía subirse al Vivero a ver pasar la carrera o plantarse en la Gran Vía para pelear por un puesto en la valla de meta. Pero el ciclismo en el País Vasco es religión, bueno, en Bilbao comparte feligreses con el Athletic, y respondieron a su manera. Pasillo en el doble paso por el Vivero. Muchos más animando que haciendo fotos con el móvil, y aplausos a todos los ciclistas cada vez que aparecían por la Gran Vía.

Allí llegó el primero Marc Soler, que salió de Movistar para echarse en los brazos de Matxin porque no se sentía valorado y sabía que jamás llegaría a ser líder. Se conformó con ser gregario y tener sus momentos de gloria. Calidad le sobra. Era el mejor escalador de la amplia escapada a la que Jumbo permitió tener vida. El público aplaudió como si fuese un gol del Athletic cuando atrapó a Stewart en el Vivero y se marchó en solitario. Contuvo la respiración cuando la escapada se rehízo en los falsos llanos de Artxanda y se puso a solo 5 segundos cuando el catalán enfilaba la recta de meta. Pero la fuga de la fuga siempre tiene una ventaja, que los perseguidores acaban discutiendo entre ellos por eso del ahorro de fuerzas y el últimos sprint, y suelen ver como les birlan la victoria en sus narices. Le pasó a Impey y a Wright, y un poco menos a Rudy Molard, que se vistió de rojo cuatro años después con permiso del Jumbo.

Entró Soler con cara de no creérselo y con un bidón del Movistar en la bici. Un auxiliar bien situado de un equipo rival que no le negó la ayuda. Así ha sido el ciclismo de siempre.

Bilbao estuvo lleno de aficionados en la preparación del Tour 2023.

Entre los favoritos combate nulo. Todos al ritmo del Jumbo. La cima del Vivero está demasiado lejos de meta como para gastar fuerzas y más si al día siguiente toca la primera llegada en alto en el Pico Jano. En estreno del Tour 2023 también se subirá, pero no por esa vertiente. Será desde Gamuzio, unos kilómetros antes de Galdakano. Y desde la cima no se llaneará hasta Bilbao, sino que se bajará a Sondika para afrontar los dos kilómetros al 10% del Pike Bidea. La cima a solo 10 de Bilbao si será clave para el primer maillot amarillo de Tour, y máxime cuando en los kilómetros anteriores se hayan subido más de 3.000 metros de desnivel.

La etapa partió de Irún, pasó por San Sebastián y recorrió toda la costa guipuzcoana hasta Mutriku. No fue casualidad. El inició de la tercera etapa del Tour 2023, la que dejará el País Vasco para volver a Francia, será por esas mismas carreteras. Tampoco que la meta de Bilbao estrenase zonas Vips amplias y con tres miradores en altura, ni que la ciudad tuviese que gestionar un evento como La Vuelta en mitad de sus fiestas patronales. Porque, esa, precisamente, es la dimensión que tiene el Tour de Francia. A.S.O. (organizador del Tour y dueño de Unipublic, organizador de la Vuelta), ya tienen su ensayo general para lo que va a suceder del 1 al 3 de julio de 2023 en el País Vasco.