Maratona de los Dolomitas. Una etapa del Giro para cicloturistas

Escrito por Luis Ortega @ciclored

El Tour tiene su versión cicloturista organizada por la misma empresa y se llama Etape du Tour. El Giro de Italia lo intentó durante años, pero desistió. Una de las grandes razones se llama Maratona de los Dolomitas, la cicloturista que durante más de 30 años llevan organizando en el valle de Corvara y que es una auténtica etapa de alta montaña del Giro para los amantes del ciclismo.

El buque insignia de la Maratona de los Dolomitas es su recorrido y su perfecta organización. Pese a que no siempre fue el mismo trazado, en ediciones anteriores se ascendieron Marmolada, Passo Duran o Forcela Staulanza desde hace años se ha instaurado la versión actual que parte de La Villa para ascender Campolongo, Pordoi, Sella, Val Gardena, Campolongo, Santa Lucía, Giau y Falzarego/Valparola. En total 4.300 metros de desnivel en solo 140 kilómetros y que en sus dos versiones más reducidas se quedan en 100 kilómetros o 55 y más de 2.000 metros de desnivel acumulado. Todas con final en Corvara in Badia.

Al trazado, duro, hay que añadir la belleza de los paisajes de los Dolomitas, quizás las montañas más bellas del mundo, y también una excelente organización. Primero con una bolsa de regalo con maillot y chaleco, algo único, después con un recorrido que desde el año 2004 está totalmente cerrado al tráfico, unos avituallamientos más que recomendables y un ambiente único, porque desde antes del 2000 la Maratona reune en sus carreteras a más de 6.000 ciclistas de casi medio centenar de paises. Por sus carreteras te puedes encontrar nigerianos, chinos o libanenses.

Tal es la fama que en la Maratona se preiscribe en octubre más de 34.000 ciclistas, de los que solo 9.000 tendrán plaza a primeros del mes de julio y de los cuales un 10% son mujeres, un porcentaje más alto de lo habitual.
Por mi experiencia, después de casi un década asistiendo año a año a la Maratona de los Dolomitas con los grupos de ciclistas de Ciclored, nadie sale indiferente de un evento así. Ni siquiera los propios italianos, que cada edición retransmiten en directo la ciclodeportiva por la RAI.

LA MARATONA

Para hacer la Maratona hay que madrugar. La salida oficial es a las 06.30 (ya ha amanecido porque los Dolomitas están mucho más al este que España) por lo que el desayuno es, como mínimo a las 05.00. Merece la pena el madrugón. Ver las montañas a media luz y a primera hora del día le dan un toque especial. Se sale de La Villa, a cinco kilómetros de la meta de Corvara. Y el inicio es perfecto para calentar.

Los kilómetros iniciales son cuesta arriba hasta Corvara, donde arranca Campolongo. Perfectos para calentar, pero hay que tomarlos con tranquilidad porque, a no ser que salgas en el primer cajón, el ritmo de la mayoría de los ciclistas es suave, a sabiendas de lo que viene por delante. Los dos kilómetros iniciales de Campolongo, al 10% solo son un aperitivo. Cuatro tornantis más tarde el desnivel baja al 4% y el final es un falso llano muy asequible.

El descenso hasta Arabba, vertiginoso, y sin descansos empiezas a enlazar subidas. Primero el mítico Pordoi, con estatua de Fausto Coppi en la cima incluido. Son nueve kilómetros a una media del 7%. Muy pedaleables y con el añadido psicológico de los 33 tornantis (curvas de herradura) que ayudan a que no se haga demasiado pesado. La subida regala una sensación única. Al mirar arriba y abajo siempre ves la carretera repleta de ciclistas.

Solo hace falta descender seis kilómetros para enlazar con el Sella, quizás la ascensión más bella de Dolomitas. Con todas las vistas del macizo granitico, los 5,5 kilómetros al 8%, con algun tramo al 14%, se hacen más livianos. Allí la foto en la cima se hace obligatoria.

Otro descenso corto permite enganchar con Gardena. Son solo 6 kilómetros al 5% con un tramo plano de dos en mitad, el más asequible de todos, pero que sirve para completa la Sella Ronda, es decir, dar la vuelta al macizo del Sella y ver desde dentro el corazón de los Dolomitas. Los diez kilómetros de bajada llevan a Corvara y al primer paso por meta. El que decida quedarse allí habrá completado el recorrido más corto, de 55 km y 1700 metros de desnivel.

Para seguir en ruta hay que reconocer a un viejo amigo. Campolongo siempre se hace más duro por segunda vez, cuando ya llevas cansancio acumulado. Lo bueno es que esta vez al llegar a Arabba continuas el descenso y el falso llano hasta Falzarego para la versión de 106 kilómetros o Santa Lucía en la de 138. Es este repecho, dos kilómetros al 10% el que abre paso al coco de La Maratona. El Giau se ha subido en el Giro en contadas ocasiones, pero sus 9,9 kilómetros al 9,3% de media se hacen eternos, sobre todo porque son constantes, sin descanso.

En el Giau casi nadie habla ni mira el paisaje. Te limitas a pedalear e intentar sufrir lo menos posible. Te acuerdas de los consejos de los veteranos de llevar el máximo desarrollo posible. Lo acabas utilizando. Cuando ves a los fotógrafos procuras enderezar el gesto para no fastidiar una instantánea que intuyes detrás tiene un paisaje maravilloso. Lo es. El macizo de la Marmolada te ampara, pero tu solo vas descontando los kilómetros para terminar y llegar al avituallamiento (con queso y bocadillos incluido).

Los tornantis de la bajada de Giau sirven para relajar la musculatura antes de los 12 kilómetros de Falzarego/Valparola. En número no es un gran puerto, una media del 6,8% con un descansillo al inicio, pero después del Giau cualquier cuesta hace daño. Por eso hay que limitarse a subir y guardar algo de fuerzas para el kilómetro final al 12%. Y otras cuantas más para, después del descenso, subir la rampa de 400 metros al 14%, con un pico al 19% que se llama el Muro del Gato y que la organización introdujo hace un lustro.

Desde entonces se hace incluso más duro llegar a Corvara  y completar los 138 kilómetros y 4.230 metros de desnivel. La recompensa, haber pedaleado por el paraíso ciclistas de los Dolomitas sin un coche alrededor y con 9000 ciclistas como tu.