Una Vuelta 2019 diferente

Escrito por Luis Ortega @Ciclored

La Vuelta ha conseguido consolidar un modelo de carrera diferente. Hace años se decantó por buscar la espectacularidad de llegadas en cuestas imposibles para buscar la repercusión. Recibió críticas de los más puristas. Pero tuvo resultados efectivos entre el gran público. Ahora La Vuelta 2019 es diferente. Asentada y con la seguridad de A.S.O. a sus espaldas puede jugar y arriesgar con nuevos puertos y etapas diferentes a las que nos tenía acostumbrados.

Lo mejor de La Vuelta 2019 es echar un vistazo a los perfiles de las etapas y soñar. Jugar a director deportivo y a ciclista desde la visión del aficionado al que también se le ocurre dar pedales. Ya solo en la segunda etapa en línea con la montaña alicantina y el Puig Lorenza (media Cumbres del Sol) antes de la meta de Calpe se puede jugar a ciclistas e imaginar emboscadas. El terreno previo a Javalambre y su llegada a casi 2000 metros en Teruel, donde muy pocos cicloturistas suelen ir. La nueva vuelta de tuerca a Andorra (solo Purito es capaz de sacar jugo a un país tan pequeño) con otra etapa corta y extremadamente dura. El día de Bilbao, con un final digno de clásica de las Ardenas. La etapa de Los Machucos, con más montaña antes y un final tan bestia que dejó fuera de juego a Froome en uno de sus peores días como líder de una gran vuelta.

O el nuevo doblete asturiano. Con El Acebo, que suena a todos los ciclistas pero que nunca se había visitado en La Vuelta o La Cubilla, que lleva durante años siendo reivindicada en redes sociales (y con La Cobertoria y Marabio antes).

Las dos etapas de las sierras del centro. Que son las típicas, pero sin llegar a serlo. Tres días antes del final en Madrid por Navacerrada, Morcuera y Cotos en una jornada que tenía el mito de no decidir nada y que hace solo tres años dejó a Dumoulin sin su primera grande. Y otro recuerdo a la historia del ciclismo en Ávila. Pedro Bernardo, Serranillos, Peña Negra y Gredos. Recuerda a Hinault en su día de gloria en La Vuelta. Pero también a una etapa final diferente en la que pueden suceder muchas cosas si hay fuerzas y directores y ciclistas valientes.

Y en mitad de la traca final la llegada a Toledo en homenaje a Bahamontes. Con un perfil más accesible de lo que se podía hacer pero un final con adoquines, en cuesta y meta cerca del Alcázar. Meta con reclamo turístico que nada tiene que envidiar a la Via Santa Caterina de la Strade Bianche de Siena.

Pero es que por el camino queda una crono individual en Pau con más cuestas de las que aparecen en el perfil y que es idéntica a la que habrá un mes antes en el Tour de Francia (habrá que poner relojes y comparar resultados en algo que no había sucedido hasta ahora). Y una llegada peligrosa en Ares de Maestrat con terreno rompepiernas el sexto día. Y el final explosivo y para escaladores de poco peso en Mas de la Costa al día siguiente. La duda de qué puede deparar el País Vasco francés con el final en Urdax, un millón de repechos y puertos cortos antes y el recuerdo de la etapa nefasta de 2016.

Y también qué velocistas se atreverán con una Vuelta que no tendrá más de cuatro o cinco finales puros al sprint. Alicante, El Puig, Igualada, Oviedo, Guadalajara y Madrid. Y siempre que tengan un equipo con fuerza para controlar, porque terreno hay de sobra para montar emboscadas.

Protagonistas

Y después de ver a Pedro Delgado y Carlos de Andrés poner en imágenes el recorrido de una Vuelta que ya muchos intuíamos puedes preguntar los que van a ser los protagonistas. Allí estaba el podio del año pasado. Simon Yates, que no sabe si repetirá participación pero que ya se ha apuntado al Giro y eso quiere decir que tiene muchas papeletas para volver a una carrera que se le ajusta bien. Tampoco le desagrada a Enric Más. A él nadie le esperaba en el segundo cajón en 2018 pero su exhibición le ha dado ‘galones’ en la estructura de Levefere y podrá elegir destino ‘España’. Algo parecido le sucede a Miguel Ángel López, que también es ya ‘capo’ de Astaná y después del Giro se apuntará a una Vuelta que ve con buenos argumentos para sus piernas (sobre todo porque solo hay una crono y no demasiado larga y muchos puertos de cierta longitud y altitud).

Tampoco faltó Alejandro Valverde, la gran esperanza de los aficionados españoles hasta casi el final de La Vuelta 2018 y que en 2019 sumará otra participación más. Tendrá ya 39 años, pero ni el mismo se pone límites con un recorrido como el anunciado. Respeta mucho la etapa de Andorra, quizás por el sufrimiento de 2018. Eso sí, no le restó energías para ganar el Mundial de Innsbruck. La Vuelta tuvo un homenaje para él en forma de vídeo y otro en la entrega del Velo dOr (el Balón de Oro del ciclismo). No serán los único. RTVE anunció un amplio reportaje que emitirá en los próximos días.

También estuvieron Izaguirre y Fraile por Astana, Nieve por Sky y Maté y Jesús Herrada por Cofidis, que fueron otros dos de los que brillaron en la edición de 2018. Y directores y técnicos. Jon Odriozola de Euskadi Murias, Eusebio Unzué de Movistar, Joxean Fernández Matxin de UAE, Josu Larrazábal de Trek…

Y como no, los ex profesionales que trabajan con La Vuelta. Purito, ‘culpable’ de las etapas andorranas y que ve la edición de 2019 propicia para sus condiciones si siguiera en esto de dar pedales de forma profesional. Y Carlos Sastre, que diseñó la última etapa de montaña por sus ‘terrenos’ abulenses y pese a no tener grandes desniveles acumula 4.000 metros de subida. Y Alberto Contador, que siempre acapara focos y micrófonos a cada lugar que acude y que también ve una Vuelta diferente a la de ediciones anteriores, pero que coincide con Valverde en que Andorra será clave.