No es sencillo ganar el Tour Femenino. De hecho en las tres ediciones que llevamos ninguna ciclista ha conseguido repetir triunfo. Van Vleuten venció en 2022, pero sufrió en las primeras etapas. Demi Vollering tuvo que esperar al Tourmalet para certificar un triunfo que no se veía tan claro días antes. Y en la edición de 2024 fueron segundos los que separaron a la propia Vollering de Kasia Niewiadoma, la tercera vencedora de la carrera en tres años. Y para 2025 hay más morbo, porque Vollering ha dejado al todopoderoso SD Worx para irse al FDJ así que Lotte Kopecky pasará también a ser rival y aspirante a la carrera, igual que Niewiadoma y la nueva hornada de ciclistas escaladoras, porque el Tour 2025 acaba con mucha mucha montaña.
In crescendo. Cotas, Macizo Central y Alpes
Que el Tour Femenino ha ganado en visibilidad se ve reflejado en su inicio. Será el sábado 26 de julio, coincidiendo un el final de la carrera masculina, aunque es cierto que ese día no hay alta montaña para los Pogacar y compañía y todo debe haber quedado ya visto para sentencia.
Esta vez el inicio será en la Bretaña, con una etapa peligrosa por el viento y con el triple paso por la Cota de Cadoudal, la última es la meta de Plumelec, como aliciente para el primer maillot amarillo, que será para una buena puncheur.
Después tres jornadas muy similares. De Brest a Quimper hay 110 kilómetros y varias cotas cortitas, la última también en la línea de meta, igual que el día anterior en Plumelec. Los 162 kilómetros entre Le Gacilly y Angers, para entrar en el departamento del Loira si que auguran un sprint masivo, a nos ser que intervenga el viento. Guión muy parecido al del martes 29 de julio, entre Saumur y Poitiers, una ciudad que ha visto ganar a los mejores velocistas en categoría masculina.
El miércoles 30 de julio el Tour Femenino estrena el macizo central entre Futuroscope y Gueret. Es cierto que el inicio es bastante plano, pero en los últimos 30 kilómetros hay tres cotas, la última, tres kilómetros al seis por ciento, a solo seis kilómetros de la linea de meta. Pero la auténtica jornada propicia para emboscadas la viviremos el jueves 31 de julio entre Clermont Ferrand y Ambert. 124 kilómetros con cotas al inicio y un final con tres puertos. Col du Beal, Col du Chanseart y Cote de Valdivries.
Del Macizo Central al fin de semana en los Alpes. El viernes trazado complicado desde la salida de Bourg en Bresse y subida al Col du Granier antes de los 18 kilómetros de bajada hasta la meta de Chambery. El sábado llega una de las cimas míticas del Tour, el Col de La Madeleine por su vertiente más complicada, la de La Chambre. Además será el final de una etapa 112 kilómetros con dos puertos previos, el primero Col de Plainpalais, de salida desde la ciudad de Chambery. Acabar en La Madeleine supondrá mirar de cara al Mont Blanc y añadir otro puerto con historia centenaria a la leyenda del Tour Femenino.
En otras ocasiones el final en La Madeleine sería el fin de fiesta de la carrera, pero 2025 dará un giro de tuerca más con otra etapa de montaña por los Alpes. Esta vez la propuesta es diferente. No habrá que jugárselo todo en la última subida, como en La Madeleine, sino que arriesgar desde lejos. El puerto más duro y mítico del día será el Joux Plane, cuya cima está justo a mitad de la etapa. Después bajada complicadísima hasta Morzine, recuenten las caídas que ha habido en categoría masculina, subida más que exigente al Col du Corbier, con seis kilómetros al 8,5% y después casi 20 kilómetros picando siempre hacia arriba hasta la meta de Chatel, justo en la frontera de Francia con Suiza para cerrar un Tour entre los límites del territorio galo.