Lo peor que le está pasando al Decathlon de Ben O’Connor es que este año Fernando Escartín ha diseñado un recorrido para La Vuelta con trampas y emboscadas diseminados en casi cada etapa. Superado el inicio de Portugal y Sevilla, casi cada día se puede dar un vuelco a la clasificación general. Ya lo sufrieron los gregarios del australiano en la etapa de Padrón, cuando tuvieron de bloquear literalmente la carretera para que nadie les siguiese atacando. Ese día también tiraron a Carapaz y todo saltó por los aires en redes sociales. Tanto, que O’Connor acabó cerrando su twitter al intentar justificar la acción. Los franceses están nerviosos. No tanto por el nivel de los equipos de sus rivales, Ni Red Bull Bora ni Movistar están para tirar cohetes. Tampoco el Education First de Carapaz y menos el T-Rex de Landa. Solo el UAE de Yates, pero el inglés parece contento con su exhibición de Granada y no aspira a mayores. Pero hay terreno. Montañas. Y en estas próximas cuatro etapas puede volver a cambiar el guión de La Vuelta, una vez más.
Ancares
Roglic, Enric Mas, Carapaz y Mikel Landa tienen montañas de todos los tipos para intentar soltar a Ben O’Connor. El estreno este mismo viernes con la vertiente leonesa del Puerto de Ancares. La etapa sale de Lugo con un tercera y un segunda antes de llenar hacia Ponferrada. En la parte final se sube el Puerto de LLumeras (2ª) y se acaba en Ancares en los que los últimos cinco kilómetros son una auténtica pared. Todos por encima del 10% de media con rampas del 14 y del 15%. El terreno preferido para Primoz Roglic, que ha atacado siempre en este tipo de puertos duros. Ya lo hizo en el tramo más exigente del Pico Villuercas, que era incluso más corto que lo que espera a los ciclistas en Ancares. Aquí también tiene buen terreno Enric Mas, que ya se marchó en Haza Llanas, con la ventaja de que ahora no tienen nada de llano ni bajada donde perder tiempo.
Cuitu Negro, Leitariegos y Lagos, la montaña asturiana
El sábado La Vuelta entra en Asturias pero lo hace con una etapa diferente. Esta vez no hay rampas imposibles, sino una jornada larga, de 200 kilómetros, con un puerto intermedio, el Puerto de Cerredo, terreno rompepiernas posterior y la subida al larguísimo Leitareigos. Más de 22 kilómetros pero siempre entre el 5 y el 6%. Sin grandes rampas. Esta vez les tocará probar la resistencia del australiano. Será más cuestión de velocidad y de mantener un ritmo altísimo para intentar romper la carrera en la subida. El hándicap, los 17 kilómetros de bajada desde la cima hasta la meta en Villablino.
El domingo retornan las rampas imposibles en una etapa de solo 140 kilómetros pero casi sin terreno llano para recuperar. Habrá que ver como está la clasificación después de Ancares y Leiteriegos, pero si continua aguantando el liderato O’Connor necesitará de lo mejor de sus gregarios del Decathlon para mantener a los favoritos a raya antes de la subida final a Pajares-Cuitu Negro. Por el camino hay dos pasos por La Colladiella (1ª) y por el Alto de Santo Emiliano (ojo a las bajadas si aparece la lluvia). Solo un aperitivo para el puerto final. Que une los kilómetros de Valgrande Pajares por la vertiente asturiana, unos 15 kilómetros con un final complicado al 12%, con el falso llano de Brañillín antes de los tres kilómetros finales del Cuitu Negro, una autentica pared de tres kilómetros al 14% de media.
La jornada de descanso en Oviedo servirá a los equipos para rearmarse y definir estrategias antes de otro día de alta montaña en el inicio de la últimas semana de Vuelta. Llegan Lagos de Covadonga, una ascensión conocida por todos por su dureza y longitud. Allí Roglic resolvió La Vuelta 2022 en un ataque lejano junto a Egan Bernal. Al igual que en aquella edición el puerto previo es Collada Llomena, pero antes su sube el Mirador del Fito. Queda una etapa de 180 kilómetros con más de 4.000 metros de desnivel, dos primeras y un puerto de categoría especial. Muchos kilómetros por encima del 10% de media y una nueva oportunidad de dinamitar la carrera, si es que no ha saltado por los aires en los días previos.
Pero ojo, que la montaña de La Vuelta no acaba aquí. Por delante quedarán otras cuatro etapas con terreno propicio para volver a romper la carrera y dos llegadas en alto, Moncalvillo y Picón Blanco, todo antes de la de crono final de Madrid… Ahora mismo lo único claro es que resta un gran espectáculo por delante.