En primer lugar, echemos un vistazo a los “trenes de sprints” de los hombres rápidos como Mark Cavendish, Caleb Ewan y Marcel Kittel, por nombrar sólo algunos.
El auge de los ‘trenos’
La aparición de los trenes de sprints como fuerza dominante en el Tour de Francia se remonta a principios de la década de 2000, más o menos cuando yo corría como profesional. Antes de esta época, los velocistas dependían principalmente de su talento individual, de otro corredor clave que actuara como apoyo y de su destreza táctica (o habilidad en la carretera) para posicionarse para el sprint final, a menudo caótico. Sin embargo, cuando los equipos reconocieron la ventaja de organizar a sus corredores para crear un tren de cabeza, la dinámica de las llegadas al sprint cambió radicalmente. Pensemos en Mario Cipollini y su ‘treno’ del equipo Saeco, uno de los primeros de este tipo. Recuerdo que algunas veces los vi en acción desde mi posición un poco más atrás en el pelotón.
Para explicarlo mejor, los “trenes de sprints” o “salidas en cabeza” implican a una serie de corredores que trabajan juntos para llevar a su velocista designado a la parte delantera del pelotón a una velocidad superalta, permitiéndole lanzar su sprint de la forma más eficaz posible. Este trabajo en equipo hiperespecífico tiene como objetivo maximizar las posibilidades de victoria del velocista, minimizando al mismo tiempo el impacto de factores como la resistencia al viento y la lucha por colocarse en posición. Uno de los mejores ejemplos modernos de esto sería Quick Step llevando a Mark Cavendish a cuatro victorias récord en el Tour de Francia de 2021, con Michael Morkov como último corredor clave.
Forma diferente de trabajar para la general
Al mismo tiempo que evolucionaban los trenes de sprint, la batalla por la clasificación general experimentaba su propia transformación. Tradicionalmente, los aspirantes a la clasificación general contaban con el apoyo de su equipo en la montaña para proteger su posición y ganar tiempo a sus rivales. Sin embargo, en los últimos 20 años, los equipos han adoptado un enfoque más especializado, creando escuadras adaptadas a los puntos fuertes específicos de sus líderes de la general. Pensemos en el Team Sky al servicio de Chris Froome y Bradley Wiggins y en la escuadra conquistadora del Jumbo Visma que vio a Jonas Vingegaard ganar el Tour de 2022. Los gregarios son ahora a menudo ayudantes de lujo con capacidad para ganar carreras. Geraint Thomas ayudando a Chris Froome y Wout van Aert asistiendo a Jonas Vingegaard son dos de los mejores ejemplos.
Hoy en día, los equipos de la CG se han convertido en unidades mucho más estructuradas y cohesionadas, con escaladores puros y gregarios que trabajan juntos para guiar a su líder a través de las montañas, sobre los adoquines y protegiéndoles de los vientos cruzados. Este cambio ha intensificado la competición entre los equipos, ya que la atención no se centra sólo en las actuaciones individuales, sino en la fuerza colectiva de todo el equipo. El mayor énfasis en el trabajo de equipo ha convertido el Tour de Francia en una batalla más estratégica y táctica, en la que el papel de cada corredor es vital. Quién puede olvidar la 11ª etapa del Tour de 2022, cuando el Jumbo Visma atacó al líder de la carrera, Tadej Pogačar, con Primož Roglič, Wout van Aert y Jonas Vingegaard desgastando gradualmente el maillot amarillo con múltiples movimientos en cabeza. Este día podría decirse que ganó la carrera para el danés, y Pogačar nunca se recuperó del todo de este ataque táctico.
Tamaño de los equipos
Otro cambio significativo que ha afectado a la dinámica de los equipos en el Tour es la reducción del tamaño de los equipos. Hasta 2018, los equipos estaban formados por nueve corredores, pero a partir de 2019, la UCI (Unión Ciclista Internacional) redujo el tamaño máximo de los equipos a ocho. Esta reducción ha obligado a los equipos a tomar decisiones estratégicas en cuanto a la asignación de recursos y la selección de corredores con múltiples capacidades.
Con un corredor menos a su disposición, los equipos han tenido que ser más conscientes y eficientes en sus estrategias, pero, al mismo tiempo, esto también ha hecho que los equipos sean más creativos y poco ortodoxos, lo que ha dado lugar a carreras muy emocionantes. La pérdida de un solo corredor puede tener un impacto significativo, especialmente en el apoyo a los aspirantes a la general. En consecuencia, los equipos han tenido que adaptarse asegurándose de que cada corredor posee las habilidades necesarias para contribuir eficazmente en múltiples situaciones de carrera.
Recursos y tácticas
La reducción del tamaño de los equipos también ha provocado cambios en la asignación de recursos y en las opciones tácticas. Con menos corredores para apoyar a sus líderes, los equipos deben priorizar las etapas a las que dirigirse, seleccionando el terreno más adecuado para sus ambiciones en la general. El número limitado de corredores también significa que los equipos tienen que ser más estratégicos en el uso de las gregarios asegurándose de que estén disponibles en los momentos críticos de la carrera. Los Ineos Grenadiers, por ejemplo, a menudo rotan a los corredores para mantenerlos frescos en las etapas clave, cuando necesitan causar impacto.
A medida que el Tour de Francia sigue evolucionando, continúa siendo un cautivador escaparate de trabajo en equipo, estrategia y brillantez individual que nos entretiene, inspira y cautiva a todos. Los cambios dinámicos que hemos visto en las dos últimas décadas ponen de relieve la continua búsqueda de innovación y adaptación de nuestro bello deporte, empujando a los equipos a redefinir los límites de lo que es posible en la mayor carrera ciclista del mundo.