Made in Alberto Contador

Escrito por Luis Ortega @ciclored

Si por algo se ha identificado Alberto Contador en toda su carrera profesional es por buscar siempre cualquier pequeño repecho para montar una batalla y hacer más divertida para el espectador cualquier etapa. Pues bien, su Marcha cicloturista lleva el mismo sello de calidad. ¿Qué es lo más duro que se puede hacer saliendo del Oliva Nova? Pues eso, Made in Alberto Contador.

Sobre el papel la Gran Fondo Alberto Contador 2018 no parecía un gran reto comparado con los eventos de Alpes, Pirineos o Dolomitas. Poco más de 167 kilómetros y con salida y meta al lado del mar, en el Complejo Oliva Nova (Valencia). Pero el recorrido, que en su mayor parte discurría por la provincia de Alicante, esconde gran parte de los puertos que utilizan los profesionales en sus stages de entrenamiento durante los meses de invierno. Además, Contador, que conoce de sobra la zona, introdujo media docena de ‘trampas’ para dar su toque personal. El resultado, casi 3.000 metros de desnivel y solo 20 kilómetros llanos, los diez primeros y los diez últimos. El resto, más divertido imposible.

Highlights Gran Fondo Alberto Contador

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Gepostet von Gran Fondo Alberto Contador am Samstag, 29. September 2018

Además se dieron las condiciones perfectas. Temperaturas entre los 18 grados de salida y los 28 de mediodía. Sol. Un millar de cicloturistas y, sobre todo, el recorrido totalmente cerrado el tráfico. Lo que te permitía olvidarte de ir atento a los coches y disfrutar del ciclismo. Un privilegio que de vez en cuando merece la pena disfrutar.

La Marcha Contador 2018 en Strava >

El ‘toque’ Contador no se quedó ahí. El briefing del día anterior a la Marcha, con Juan Mari Guajardo como jefe de ceremonias e Ivan Basso como invitado especial, no fue una simple presentación al uso. Hubo tiempo de preguntas de los aficionados que ‘tiraron’ de la lengua al ciclista de Pinto. Anécdotas sobre cómo preparaba los ataques en el Tour y la Vuelta o las manías que tenía sobre la bicicleta hicieron las delicias de un público que quería conocer de cerca al último español que ha conseguido ganar el Tour.

Ya solo quedaba pedalear. En la línea de salida de la Alberto Contador casi un millar de cicloturista y algunos ilustres por sus años de profesionales. Además de Basso se apuntaron a la cita Jesús Hernández, que ahora es el director del Polartec Kometa, Pedro Horrillo, que trabaja en Giant, y Jurgen Van Goolen y Alexander Kolobnev, que después de colgar la bici se quedaron a vivir en Levante.

Ni un kilómetro llano

Presentación oficial de Juan Mari Guajardo y a dar pedales. Los primeros kilómetros paralelos a la costa y en dirección a Denia. Planos y ‘neutralizados’ pero a casi 40 por hora en cabeza de pelotón. Eso sí, fue llegar a Pedreguer, empinarse la carretera, y mantener el ritmo. Misma velocidad, pero esta vez cuesta arriba. Hasta Parcent, donde arranca el Coll de Rates, ni un intento de fuga. Casi era imposible a la velocidad que se iba.

Y en la primera rampa, todo por los aires. Cambio de ritmo en cabeza y lo que quedaba del primer pelotón se transformó en un millón de grupos, grupúsculos y grupettas unipersonales. Es decir, sálvese quién pueda. Cada uno con sus propias fuerzas y sin quitar el plato grande. Al final Rates son poco más de seis kilómetros al seis por ciento de media, eso si, subirlo a 21,5, como me explicó mi Garmin después, no servía para ir en cabeza.

Foto: Marcha Alberto Contador
Foto: Gran Fondo Alberto Contador

Después venía lo más divertido. El territorio comanche. Porque Rates tiene por esa vertiente seis kilómetros de subida pero solo dos de bajada. El resto son repechos interminables que acaban desembocando en otra subida, la de Sa Creueta, con un tramo final al 13% que obligaba a quitar el plato grande. Los siguiente eran cuatro kilómetros de bajada hasta Castell de Castell para… pues sí, volver a subir. Nombre de puerto, pues la carretera que lleva a Facheca… Pegaba viento de cara y menos mal que ya habíamos formado una buena grupetta.

Hacía falta porque nos íbamos a adentrar en la carretera de Cuatretondeta y Gorga, que es algo así como un tobogan contínuo. Estrecho, con continuas subidas y bajadas. Vamos, una auténtica encerrona para seguir sumando metros de desnivel. Y en Gorga giro a la derecha y sí, a seguir subiendo en dirección al muro de Tollos, que (menos mal) se subía por su vertiente más benigna.

Foto. Gran Fondo Alberto Contador

En el descenso de Tollos se podría haber optado por girar a la derecha hacia Vall de Ebo y enfilar dirección a Oliva. Demasiado sencillo para la filosofía Alberto Contador. Al contrario. El giro era a la izquierda para buscar el segundo avituallamiento y, después de otras tres docenas de repechos, la auténtica ‘trampa’ de la Marcha. El Mirador de Xap. Los números decían que eran 3 kilómetros a una media del 10%, pero si tenemos en cuenta que en mitad había algún descansillo y tramo plano… te sale alguna pared del 20%. Casi nada para las piernas con los 115 kilómetros que ya había acumulados.

Eso sí, era coronar y seguir pedaleando porque los kilómetros de descenso eran casi inexistentes. Cruce a la izquierda y dos regalos en forma de repecho al 16% antes de iniciar la subida a Vall de Ebo, que era casi un descanso teniendo en cuenta lo que teníamos que haber tenido que remar antes.

Al coronar Vall de Ebo muchos pensaban que el trabajo estaba hecho. Descenso rápido hacia Pego y desde allí a la salida había 10 kilómetros en línea recta… Ya, pero entonces no sería la Alberto Contador. Todavía restaban 30 para meta y otros dos repechos, uno camino de Sagra, con viento de cara y el último desde Rafel, esta vez con viento a favor, y bien que se agradecía. Eso sí, en el llano hasta Oliva Nova hasta los repechos en forma de puente de autovía hacían daño a las piernas.

En meta los números decían que en los 166 kilómetros de la Marcha Contador habíamos subido casi 2.800 metros de desnivel con una media de 30 kilómetros por hora. Cansancio suficiente para dar buena cuenta de la pasta final en el hotel Oliva Nova y estirar las piernas en la arena de la playa, que nos lo habíamos ganado con creces.