Una Vuelta 2018 sin ‘rival Sky’

Escrito por Luis Ortega @ciclored

La Vuelta 2018, a priori, no volverá a ser una lucha de todos contra el Team Sky, como han sido las últimas ediciones de las tres grandes vueltas por etapas. Con Froome y Thomas en el Tour de Gran Bretaña y Egan Bernal en casa por lesión, Kwiato y David de la Cruz no parecen, a priori, rivales de los Quintana, Nibali, Porte, Urán, Pinot o Aru. La incógnita, como siempre, saber en que estado de forma llegan.

Hace años, desde que La Vuelta se cambió a septiembre, que la participación en la ronda española siempre está plagada de nombres ilustres. Unos para optar a la carrera, otros por victorias de etapa y el resto para preparar el Mundial, que en este caso está destinado a escaladores. No falta favoritos ni podios en anteriores ediciones, pero sí los dominadores de las últimas grandes vueltas, Froome, Dumoulin y Thomas, es decir, tres contrarrelojistas. Cambiará el guión y en La Vuelta volverá a primar lo que suceda en la alta montaña.

Y es que la nómina de escaladores de La Vuelta 2018 y el diseño de las etapas va a hacer que todos estemos atentos a los puertos de montaña para conocer el nombre del ganador. Quizás el que se sale un poco del guión es Richie Porte, que después de dos Tours como favorito y acabando por los suelos llega a La Vuelta con la idea de redimir lo que pueden haber sido dos años ‘perdidos’. Eso sí, habrá que ver cómo ha recuperado la clavícula desde el Tour.

También es una incógnita el estado de forma y salud de Rigoberto Urán y Vincenzo Nibali. Los dos besaron el suelo en el Tour y tuvieron que bajarse de la bici en la primera semana. Si están a tope son claros favoritos porque el trazado se les ajusta a la perfección. Del Tour también llegan Daniel Martin, Kruisjwijk, Adam Yates y Zakarin y habrá que cotejar su recuperación de la ronda gala para ver si tienen opciones de podio.

En teoría el gran rival a batir tendría que ser Nairo Quintana, que ganó la edición de 2016 (la última que ha escapado al dominio Sky/Dumoulin), pero también sigue habiendo dudas sobre cómo ha recuperado después de un Tour que no fue como el colombiano pretendía.

Pero es que la nómina de escaladores no acaba aquí. Del Giro y sin haber disputado el Tour vienen Fabio Aru, Thibaut Pinot, Miguel Ángel López y Simon Yates. En teoría descartaron la carrera francesa para llegar ‘finos’ a La Vuelta. El colombiano ya demostró en La Vuelta a Burgos que tiene piernas de sobra para hacer, al menos, lo mismo que en 2017 y, quizás, optar al podio como en el Giro 2018.

No sería justo olvidarse de Alejandro Valverde, que puede hacer podio en cualquier carrera en cualquier momento de la temporada, aunque es cierto que llega a La Vuelta pensando en el Mundial. Igual le sucede a Peter Sagan, será claro favorito en los sprints, pero su mente está puesta en Insbruck. Aún así tendrá que pelear con Viviani, Trentin y Bouhani.

Recorrido

El recorrido, como siempre con mucha montaña y finales en en alto, hasta siete en esta edición. Eso sí, se echa en falta una etapa de fondo y más de 4.000 metros de desnivel con varios puertos encadenados, pero aún así el trazado sigue favoreciendo a los escaladores. En esta Vuelta 2018 solo hay 40 kilómetros contrarreloj. Los ocho del primer día en Málaga y los 32 de la última semana en Torrelavega, el resto mira hacia arriba.

Después de dos etapas ‘peligrosas’ por Málaga, con finales en Caminito del Rey (ojo, no en la subida de 2015 donde ganó Chaves, sino mucho más abajo) y Alhaurín, la primera llegada en alto será en Granada en la Sierra de Alfaguara en la cuarta etapa. No es la subida más dura que se puede hacer en Granada y jamás se ha visitado en la ronda española, pero como primer final ayudará a ir descartando favoritos.

Las cuatro siguientes etapas, con finales en Roquetas, San Javier, Pozo Alcón y Almadén no parecen las más idóneas para saber qué va a pasar en la clasificación general. Sí la séptima, que parte de Talavera de la Reina por la sierra de Gredos y finaliza en La Covatilla. El gran problema son los casi 100 kilómetros que hay desde la cima de penúltimo puerto hasta la cima de la montaña salmantina.

Después de la primera jornada de descanso La Vuelta afronta la previsible llegada al sprint a Fermoselle y después dos etapas en Galicia con el típico trazado plagado de repechos y metros de desnivel. Serán la antesala del primer tríptico de montaña. El viernes 7 de septiembre el final en La Camperona, aunque se cierto que no hay puertos anteriores. Sin embargo la dureza de la subida de Sabero siempre suele hacer diferencias.


Al día siguiente La Vuelta entra en Asturias para descubrir Les Praeres. Antes La Falla de los Lobos y Mozqueta y final en la inédita cima asturiana, a la que ya han bautizado como una de las más duras de esta edición. Corta, sí, pero con desniveles por encima del 12%.

La segunda semana de La Vuelta acaba en un clásico como Lagos de Covadonga y en esta ocasión se llega después de haber ascendido (y descendido, ojo a las bajadas) el Mirador del Fito. No hace falta presentar la subida de Enol, pero allí siempre pasan cosas.

Después del último día de descanso en Cantabria se cambia el guión. La crono de Torrelavega, con 32 kilómetros será la oportunidad de hombres como Porte, Urán y Kelderman de sacar diferencias con el resto de favoritos. Después solo queda montaña. Al día siguiente se estrena la llegada al Balcón de Bizkaia, otra subida corta pero con paredes del 15 y el 20%, vendrá precedida del terreno rompepiernas típico del país vasco.


La etapa llana con final en Lleida será el único descanso antes de llegar a Andorra, que será donde se acabe de decidir La Vuelta 2018. El primer día etapa unipuerto con final en La Rabassa, que, ojo, tiene un inicio durísimo con tres kilómetros al 11%. Y el sábado 15 de septiembre al traca final andorrana. La etapa no parece la más dura que se puede hacer en el Principado, pero en solo 97 kilómetros suma 3.500 metros de desnivel y no tiene ni un metro llano. La Comella, Beixalis, Ordino, Beixalis, de nuevo La Comella y final en el Coll de la Gallina pero su vertiente de Canolich y reducida, ya que no se llega a la cima, sino a 4,5 kilómetros antes de finalizar. Aún así dureza suficiente para que el podio de Madrid del día siguiente tenga a tres ciclistas de alto nivel.