El único recuerdo ciclista que tenía de Melilla era ese Campeonato de España que ganó el Chava allá por 1997. Justo acababa de colgar la bici Miguel Indurain y estábamos buscando a un nuevo ídolo. Siempre había pensado que parte del circuito estaba fuera de la Ciudad Autónoma, pero al llegar allí me confirmaron que no. Todo en el interior. Y si venció José María Jiménez tenía que ser duro, porque el abulense no era precisamente un esprinter. Me contaron que incluso los jueces tuvieron que recortar dos vueltas del recorrido inicial, porque era demasiado exigente. Se quedó en 14, con salida y llegada al Paseo Marítimo, una rampa del 16% y dos del 11%.
Así que primera alegría. Había terreno suficiente para ‘calentarse’ un poco, aunque la ruta prevista iba a ser en MTB, quizás la mejor manera de descubrir todos los rincones de Melilla. Aún así, al aterrizar en la Ciudad Autónoma ya puedes ver desde el avión (hay vuelos desde Madrid y Málaga) que el terreno no es llano.
Terreno exigente, vistas espectaculares
Al igual que en aquel Campeonato de España salimos por todo el llano del Paseo Marítimo aprovechando el carril bici hasta la playa de la Hípica. Giro a la derecha para empezar a subir por la zona fronteriza con Marruecos. Lo divertido para la MTB empezaba en la zona del Circuito de motocross y el Parque Forestal Juan Carlos Primero. Subidas y bajadas cortas perfectas para jugar.
Paralelo al Campo de Golf está la subida del 16%, es carretera. Así que no podía dejar de ascenderla, aunque el resto del grupo giró hacia el interior de los Pinares de Rastrogordo. El punto de unión es la Carretera de la Vía Láctea, pero permite descender hacia la cala de los Cortados de Aguadú. Vistas espectaculares de toda la costa y dos rampitas del 10% para volver hacia el bosque de Rastrogordo y buscar el Mirador del Barranco del Quemadero.
Quedaba descender hacia el Casco Viejo de Melilla por la carretera del Polvorín y meterse en Melilla La Vieja. Dos tramos de adoquines pasando por el interior de la muralla. Entorno medieval y vistas de 360 grados. Desde la Isla de Chafarinas, que también es territorio español, al fuerte de Melilla o el Monte Gurugú, que ya es terreno marroquí.
Es precisamente esta cima la que suelen utilizar los ciclistas de carretera de Melilla para entrenar el fondo. Supone traspasar de ida y vuelta el paso fronterizo con Marruecos, pero aumenta las opciones de rutas y con base en la Ciudad Autónoma.
El ciclismo melillense
Javier Iglesias, el presidente de la Federación de Ciclismo de Melilla, se encarga de conseguir que nuestro deporte sobreviva en la Ciudad Autónoma. Con no demasiadas licencias (solo hay censadas una 90.000 personas) tiene que hacer malabares para sacar adelante el presupuesto de la federación y organizar competiciones para los más pequeños, que al final son la base del ciclismo del futuro.
Aún así en 2022 organizaron la I Contrarreloj Memorial Alfonso Muñoz Mari, la II Bike Melilla Sport, el Trofeo Melilla Sport Capital, el Gran Premio Orbea y el III Memorial Julio César Flores.
En la ruta nos acompañaron una docena de jóvenes ciclistas, desde infantiles a junior, que compartían deporte entre el ciclismo de carretera, el triatlon y la MTB. En Melilla tienen competiciones, pero tienen que salir hacia la península si quieren mejorar su nivel deportivo. Costes extra seguir compitiendo.
Algo parecido les ocurre a los adultos amantes del cicloturismo y los que compiten en MTB, que tiene que coger el ferry o el avión cada que quieren competir.