La iglesia de Madonna del Ghisallo: El santuario de los héroes ciclistas

Escrito por Monica Buck

En lo alto de las colinas y sobre el lago de Como se encuentra una pequeña iglesia, que es segurament el único lugar religioso en el mundo al que los visitantes acuden con dorsal. Está lleno de recuerdos de Giro de Italia de antes y después de la guerra, es el hogar del santo patrón del ciclismo. Aquí, Madonna del Ghisallo guarda tales tesoros como las bicicletas de Fausto Coppi, Gianni Motta o Eddy Merckx. La capilla se parece a una tienda de bicicletas antigua, y donde normalmente suele haber santos y estatuas, encontrará fotos de héroes de ciclismo.

La iglesia está situada en la cima del Passo del Ghisallo, una subida de 10 kilómetros que es famosa por formar parte cada año del Giro de Lombardia y en algunas ocasiones del Giro de Italia. Así que no es extraño que sea conocida por un montón de aficionados al ciclismo.

“Es sólo una de esas cosas que me sentí obligado a hacer”, me dijo Thomas de Manchester. “Es un lugar realmente muy tranquilo. Es una experiencia que debes vivir. Pensé en todos mis héroes de la infancia. Recomiendo esta visita a todos los ciclistas”

La leyenda cuenta que  el Conde medieval de Ghisallo fue salvado de los ladrones por la visión de la Virgen María en este lugar. Él ofreció sus rezos en el santuario del borde de la carretera, y la Madonna del Ghisallo se convirtió en la la patrona de todos los viajeros. En 1949, el Papa Pío XII le dio el título de Patrona del Ciclismo. Dentro de la iglesia se puede encontrar una llama eterna ardiendo para honrar la memoria de todos los ciclistas caídos, como Fabio Casartelli.

 

Después de ver la caida del italiano en el Portet de Aspet no se puede olvidar. Ese día lloró todo el Tour. Desde ese Tour de 1995 el cuadro destrozado de la bicicleta de Fabio está también en la Madonna del Ghisallo. Quizás esa sea una de las razones por las que nadie permanece allí mucho tiempo, para también por la que la mayoría de los ciclistas quieren visitar este lugar. Como decía Thomas, de Manchester, realmente vale la pena.