La veterana Marianne Vos, de Holanda, se hizo con la medalla de plata. Al mismo tiempo, la favorita belga Lotte Kopecky se hizo con el bronce tras una intensa batalla con la campeona húngara Blanka Vas, que se quedó a las puertas de las medallas.
La carrera se desarrolló de forma espectacular cuando Kristen Faulkner y Kopecky alcanzaron al dúo de escapadas formado por Vas y Vos tras la subida final a la Butte Montmartre. Al cruzar el río Sena, Faulkner realizó su movimiento decisivo, lanzando un potente ataque en solitario que dejó atrás a sus rivales. El trío perseguidor dudó un instante, lo que permitió a la corredora de Alaska, de 31 años, distanciarse y asegurarse una victoria histórica.
Al reflexionar sobre su triunfo, Faulkner expresó su incredulidad y alegría: “Siento que es un sueño hecho realidad. Hace unos años me arriesgué mucho para perseguir mi sueño, y lo he conseguido. Es la mejor sensación del mundo; no sé cómo describirla”. Y añadió: “Sabía que iba a ser una carrera muy dura, pero corría para ganar. Se lo prometí a mis compañeras del equipo de persecución. Tenía muchas esperanzas. Dentro de dos días correré la persecución por equipos, así que dije que sólo haría la carrera en carretera si me sentía fuerte y tenía opciones de medalla”.
Así fue la carrera
La carrera comenzó con 92 participantes que recorrieron 157,6 km por el centro de París en un ambiente cálido y seco. Al principio, la burkinesa Awa Bamogo intentó una escapada en solitario, pero pronto fue alcanzada. El primer movimiento significativo fue el de la eslovaca Nora Jencusova, seguida de un quinteto formado por Yulduz y Fariba Hashimi (Afganistán), Thi That Nguyen (Vietnam), Rotem Gafinovitz (Israel) y Hannah Tserakh (Neutral).
Estas seis corredoras trabajaron juntas y lograron una ventaja de más de seis minutos. Sin embargo, los potentes equipos belga y holandés empezaron a darles caza, con la holandesa Ellen van Dijk haciendo gran parte del trabajo pesado en su última participación olímpica. El aumento del ritmo dejó a la defensora del título, Anna Kiesenhofer, en apuros, mientras que la uzbeka Olga Zabelinskaya hizo un intento valiente, pero en última instancia infructuoso, de acortar distancias con las líderes.
A medida que la carrera se acercaba a los circuitos finales, una caída en la base de la subida de Montmartre perturbó la carrera. Algunas corredoras importantes, como Kopecky y las holandesas Lorena Wiebes y Demi Vollering, se retrasaron. Mavi García aprovechó la situación y encabezó un grupo selecto en la subida.
Final
Con la escapada en cabeza cerrada, un selecto grupo de 12 corredoras cogió el relevo, incluyendo a Faulkner, Kopecky, Vos, Vas y otras. A medida que la carrera se acercaba a su fin, Vos y Vas hicieron un movimiento audaz, escapándose a falta de 20 kilómetros. Trabajaron juntas a la perfección, construyendo una ventaja que parecía decisiva.
Sin embargo, la incesante persecución del grupo de detrás, liderado por Kristen Faulkner y Kopecky, mantuvo a las líderes a la vista. En la ascensión final a la Butte Montmartre, la decidida aceleración de Faulkner les permitió acercarse a la cabeza. A falta de 3,5 kilómetros, los grupos se fusionaron, preparando el terreno para el impresionante ataque en solitario de Faulkner.
“Sabía que Kopecky quería alcanzar a las dos primeras, así que sabía que iría conmigo”, explicó Faulkner. “También sabía que si les alcanzábamos, tenía que atacar porque no podría batir a ninguna de ellos en la línea de meta. He practicado mi ataque tardío varias veces este año, así que me sentía bastante cómoda con cómo hacerlo. Sólo esperaba que funcionara”.
Su audaz estrategia dio sus frutos, ya que cruzó la línea de meta en solitario para asegurarse una notable victoria. Kopecky lideró el sprint por la plata, pero la experiencia y velocidad de Vos la llevaron al segundo escalón del podio, dejando a Kopecky con el bronce y a Vas a las puertas de las medallas.
A pesar de su decepción, Kopecky reconoció la brillantez de Faulkner: “Sobre el papel, Marianne es la más rápida, y cuando empiezas a pensar, claro… Una vez que Kristen Faulkner se fue, sabíamos que no la alcanzaríamos, y entonces fue una lucha por las medallas”.
Faulkner, aún asombrada por su hazaña, resumió la surrealista experiencia: “Estaba bastante segura de que había ganado, pero fue como: ‘¿Qué demonios acaba de pasar? No podía asimilarlo. Tardé unos minutos. Tuve que comprobar dos y tres veces que había ganado el oro. Lo sabía, pero no lo sabía”.
Su victoria coronó una apasionante carrera olímpica en ruta, en la que aficionados y competidores quedaron maravillados ante lo imprevisible de lo que acababan de presenciar.