Higuita y Carapaz, una Volta 2022 y dos valientes

Escrito por LUis Ortega @Ciclored

A veces salirse del guión establecido tiene premio. La Volta 2022, sin contrarreloj individual, parecía condenada a decidirse por un puñado de segundos en las dos etapas de alta montaña. Hubiera sido así de no mediar Sergio Higuita y Richard Carapaz, que en el peor escenario posible, con lluvia y frío, y asumiendo más riesgos que nadie, un ataque a 140 de meta, destrozaron las previsiones y dejaron para el recuerdo una etapa épica.

Hasta la penúltima etapa de la Volta 2022, entre Salou y Cambrils, todo seguía un guión más o menos previsto. En las dos primeras jornadas camino Sant Feliú de Guixols y Perpignan habían dominado los velocistas, Matthews y Groves. Ambos australianos y en el Bike Exchange. Con susto incluido el primer día por la arritmia de Sonny Colbrelli justo al pasar la línea de meta.

En las dos siguientes etapas, de alta montaña, las diferencias entre los favoritos no habían sido destacadas. En La Molina Ben O’Connor (también australiano) saltó a 6 de meta y ya no pudieron cogerle. Se granjeó un margen de 19 segundos sobre el grupo de 20 favoritos que llegó detrás de él. Al dia siguiente Boi Taull destapó la debilidad de de algunos de ellos y redujo todo a un duelo entre Nairo Quintana y Tiago Almeida, empatados a tiempos pero con el puestómetro a favor del colombiano. Por detrás acechaban Higuita a 6 segundos y Ayuso, O’Connor y Poels a 17. El resto parecían demasiado lejos para el terreno que restaba.

El gran aliciente de la antepenúltima etapa eran las metas volantes bonificadas. Control de pelotón y en el Pant de Foix, kilómetro 189, Almeida le ganaba el sprint a Nairo Quintana. Un segundo de bonificación y liderato por el mínimo margen. Todo muy ajustado y milimetrado. Ciclismo moderno, que lo llaman algunos.

Hasta que llegó la deliciosa penúltima jornada. En Salou diluviaba en la salida. Por delante había 170 kilómetros de un terreno quebrado y sin un metro llano. Los cicloturistas que han pedaleado por la GF La Mussara lo conocen bien. Y fue ese puerto en el que se desató la ‘locura’ de Higuita y Carapaz, colombiano y ecuatoriano. Ciclismo de antes. Porque lo de atacar al inicio de la etapa con solo seis segundos perdidos con el líder, los que llevaba Higuita, es ahora mismo considerado casi una osadía.

Era uno de esos días que ni usted ni yo hubiésemos tomado la salida. Botines de agua, guantes impermeables, camiseta interior, maillot, maillot impermeable, chaqueta impermeable… Todo el kit de agua completo y 3.500 metros de desnivel, con un puñado de bajadas peligrosas y curvas en las que da igual llevar frenos de disco o no porque el suelo brilla como el jabón y cualquier toque de más te lleva al suelo.

 

Subiendo La Mussara el compañero de Carapaz en Ineos, Luke Plapp, fue el encargado de rompe la carrera. Higuita, que este año ha cambiado los colores del EF por los de Bora se fue con ellos. El UAE de Almeida que defendía el liderato y el Arkea de Nairo les dejaron marchar. Ya no les volverían a ver hasta la ducha. Una vez hecho su trabajo el australiano Plapp se bajó de la bici. Carapaz e Higuita contra un peloton que a 80 de meta solo era de una treintena de hombres. Algo más de tres minutos de ventaja que nunca les llegaron a rebajar.

Y eso que UAE echó mano de Soler, de Rui Costa, incluso de un nervioso Ayuso, que en la bajada de la Teixeta, cuando ya todo estaba decidido, decidió marchase solo en busca de Higuita y Carapaz. No llegó a ningún sitio y le mandaron parar. Por detrás Almeida se había olvidado ya del liderato.

Pese al trabajo en común de Carapaz e Higuita durante 130 kilómetros hubo sprint en meta. Nada pactado. Hasta aquí amigos y a partir de ahora rivales. Ganó el ecuatoriano por medio tubular, pero el colombiano se vestía de líder a la espera del duelo en la montaña de Montjuic.

Allí, en Montjuic, lo intentaron casi todos, pero no hubo forma de soltar a Higuita, que cerró su primera vuelta por etapas de categoría World Tour y dio un paso en sus aspiraciones futuras.

 

 

El extraño virus

La Volta también sufrió la catarata de bajas que ya se había visto en Tirreno Adriático y en Paris Niza. De los 160 ciclistas que tomaron la salida acabaron solo 94. Es decir, 66 se fueron a casa por diversas causas, pero la mayoría afectados por un virus respiratorio no covid. Un ejemplo fue Alejandro Valverde, que después de múltiples pruebas y pcrs y sentirse mal en los dos días de montaña decidió marcharse a casa para ‘salvar’ las clásicas de primevera.

No fue el único. Adams Yates no llegó a tomar la salida. Simon Yates tuvo que bajarse de la bici, igual que Poels, Soler, Wood, Mikel Nieve o Tom Duomulin.