Entrevista a un exladrón: ¿cómo funciona realmente el robo de bicicletas?

Escrito por We Love Cycling

El robo de bicicletas puede ser un tema controvertido, pero comprender cómo piensan los ladrones y cómo perpetran sus “trabajos” realmente puede que te ahorre algún disgusto. Richard Cantle, fundador de la londinense Stolen Ride, ha indagado a fondo y ha entrevistado a un exladrón de bicicletas que le ha revelado sus propios trucos para evitar que te roben la bici.

¿Dónde y cuándo empezaste a robar bicis?

Empecé a robar bicis a los 16 años. La motivación era el dinero, porque las bicis son dinero fácil y rápido. Éramos dos, y robábamos bicicletas y motos de altas prestaciones.”

¿Os centrabais en un tipo de bicis y lugares de Londres concretos? ¿Cuál era el proceso de planificación?

Los principales objetivos eran las bicis de valor elevado, como las Carrera (de carreras), No Logo (de piñón fijo), Boardman (de carreras) o Ridgeback. Esas eran las bicis que se vendían mejor y más rápido, y las llamábamos oros (por su rendimiento en tiempo).

En cuanto a las ubicaciones específicas para bicicletas, había lo que llamábamos anillos o puntos calientes de Londres, donde la seguridad de las bicicletas parecía ser menos problemática. Cuanto más te acercabas al centro peor eran las cadenas, era donde la gente bajaba más la guardia. Si salías de Londres, las cadenas eran mejores y había menos lugares, así que el tiempo y el esfuerzo no merecían la pena. Los barrios de Islington, Hackney, West End y la milla central eran nuestro coto de caza. Cuantos más circuitos cerrados de televisión y más gente, mejor. Las personas son como ovejas, se sienten seguras y prestan menos atención cuando están juntas.

Al principio, unas veces acertabas y otras no.  Pero a medida que pasó el tiempo y descubrimos que podíamos sacar dinero, nos especializamos mucho más. Por ejemplo, si no íbamos a venderla por más de 200 libras, ni la cogíamos.

¿Cómo robabais las bicicletas? ¿Qué herramientas y técnicas utilizabais?

Al principio utilizábamos cortaalambres y cortacadenas básicos que puedes comprar en cualquier tienda de bricolaje. Con el tiempo, mejoramos las herramientas y pasamos a un par de cortaalambres que un amigo nos compró de vacaciones en América. Eran unos cortacadenas reforzados y plegables de poco más de un metro, que cabían en la mochila y podían cortar cualquier candado de horquilla o cualquier cadena.

No os dejéis engañar por los seguros Kryptonite, no son tan duros como pretenden. Igualmente, no uséis nunca candados de horquilla o tubulares, pues son más fáciles de forzar con una herramienta pequeña. Es una operación breve, discreta y silenciosa, simplemente parece que estés abriendo tu bici. Con los cortacadenas íbamos en motos de alto rendimiento, dos hombres en una. El que iba de paquete llevaba las tenazas. Cuando encontrábamos una bici, el paquete saltaba y cortaba la cadena en cuestión de segundos. Guardaba el cortacadenas en la mochila, se la daba al conductor y este se alejaba conduciendo la moto, mientras el paquete se iba pedaleando la bicicleta. Podíamos hacer esto hasta cinco veces por noche, todos los fines de semana.

¿Cómo y a quién vendíais las bicicletas robadas?

Al principio usábamos sobre todo la página de anuncios Gumtree. Pero cuanto más vendes, a más gente conoces y más contactos haces. Llegamos a tener enlaces por todo Londres —norte, sur, este y oeste—, Southend-on-Sea, Colchester, Hull y Leicester. Cuanto más lejos tenía que ir una bici, más las vendíamos por paquetes. Un contacto en Southend pagaba menos si compraba diez unidades de golpe y pasaba a recogerlas en una furgoneta una vez al mes. No vendimos nunca las bicis por piezas; no merece la pena, es demasiado tiempo y esfuerzo.

¿Cuánto tardabais en vender una bici y cuánto ganabais de media por cada una?

Una bici podía venderse en cuestión de minutos en el mejor de los casos, a uno de los muchos contactos habituales. Como mucho, en un día o por ahí. No dejábamos nunca las bicis en casa, siempre estaban guardadas a llave en la calle. En cualquier lugar, incluso delante de comisarías de policía. Si la policía entraba en tu casa, nunca encontraban ninguna mercancía.

¿Esto de robar y vender bicis era un trabajo a tiempo completo? ¿Cuántas bicis podíais robar al mes?

No, yo trabajaba a tiempo completo como carretillero, pero con ese dinero apenas podía pagar las facturas y el alquiler. No puedes vivir con el salario mínimo hoy día.
Los precios eran la mitad del valor de la bici en la tienda. Así que una bici de 1.000 libras se vendía por 500 a alguien en Gumtree o, si era un enlace habitual, entonces por 400. Trabajábamos los jueves, viernes y sábados al caer la noche. La policía está demasiado ocupada con los borrachos a esas horas. De media, robábamos diez bicis por fin de semana.


¿Alguna vez has robado por una petición concreta? ¿Controlabais a determinados ciclistas y bicis durante un tiempo antes del robo?

No, eso alarga el proceso; literalmente, salíamos montados en la moto hacia el centro y nos limitábamos a pillar bicis donde fuera: delante de estaciones de metro, aparcabicis, verjas metálicas, aparcamientos subterráneos para coches, parques de bicis, etc.
Desde que frenábamos hasta que cortábamos la cadena y guardábamos las tenazas en la moto, pasaban diez segundos como máximo, así que nadie se daba cuenta de lo que ocurría. Supongo que casi tienes que preguntarte: ‘¿Acabo de ver esto realmente?’. Nadie se nos ha enfrentado nunca ni nos ha dicho: ‘¿Qué hacéis?’

¿Tuvisteis que aplazar el robo de alguna bici? ¿Por culpa de la ubicación o de las medidas de seguridad?

Los circuitos cerrados de televisión no eran problema. Llevábamos cascos, así que no nos podían identificar (o como mínimo eso creíamos). La ubicación tampoco importaba, éramos jóvenes y temerarios, y no nos importaba ni la seguridad ni las personas. Si algo salía mal, volvíamos a montarnos en la moto y nos largábamos.

¿Alguna vez pensabais en el amo de la bici? ¿Os sentíais culpables?

Sí, siempre; tampoco voy a decir que era un tío frío sin corazón. Pensaba mucho en la víctima, pero en este trabajo reina la ley del más fuerte, ese trabajo. Sentía pena por la víctima y por cómo debía de sentirse, pero el dinero te hace hacer cosas que no deberías. ¿Cómo puedes vivir en un mundo intentando enseñar a los niños a llevar una vida digna cuando están rodeados de ricos rufianes que no respetan las leyes, y las pobres personas normales que trabajan y cumplen la ley no pueden permitirse comprar ropa para abrigarse por culpa de lo que cuesta todo? ¿Por qué las cosas cada vez eran más caras, y lo siguen siendo, pero los salarios son cada vez más bajos? Nadie puede responder a estas preguntas.


¿Por qué decidiste dejar de robar bicis? ¿Hubo algo concreto que te hizo dejarlo?

Me pudo la avaricia y me pillaron. Al final, el dinero se te sube a la cabeza. La policía y un helicóptero nos persiguieron una vez después de un intento fallido. Estábamos en un lugar iluminado y varios coches de poli se detuvieron; conseguimos esquivarlos, pero ya teníamos el helicóptero encima.
Nos condenaron a 18 meses en un centro para jóvenes delincuentes a los 20 años. Pasé mi 21 cumpleaños, la Navidad y el Año Nuevo en prisión y, no voy a mentir, me rompió el corazón no poder estar con mi familia, los niños o simplemente en casa esos días del año.

Aprendí que la familia es más importante que llevar ropa de marca o unas zapatillas caras, o tener un montón de dinero. Todo eso se me vino encima cuando el juez pronunció las palabras y vi a mi madre y a mi niña de tres años rompiendo a llorar en el tribunal. Mi madre era una mujer fuerte y esa fue la primera vez que la vi llorar de puro amor; no estaba enfadada, de ningún modo, comprendió que era una mala época.

Las había decepcionado, y sabía que mi madre lloraba porque sentía que no me había sabido educar bien del todo. Mi viejo no puso ni un pie en el juzgado y fue por la misma razón, porque estaba avergonzado.
Y ese es el peor sentimiento: saber que había decepcionado al hombre a quien admiraba. Me sentía avergonzado.

¿Cómo intentarías impedir que te robasen la bici? ¿Cuáles son tus mejores consejos?

No utilices nunca una cadena, es demasiado fácil de cortar. Utiliza un candado de horquilla pequeño en las ruedas delantera y trasera. Si el candado tiene movimiento, eso significa que las tenazas del ladrón tienen juego pero, en el ángulo correcto, no podrán cortar. Los candados de horquilla duros son difíciles de cortar porque necesitas el ángulo correcto para tener suficiente fuerza para cerrar las tenazas.

¿Qué pueden hacer la policía y las autoridades, en tu opinión, para ayudar a los ciclistas a proteger sus bicicletas? ¿Quién tiene la responsabilidad de ayudar?

Me parece que la policía no puede hacer mucho hoy día, a menos que te pillen in fraganti cortando una cadena. Hay demasiados derechos humanos.
Los números de serie de las bicis pueden borrarse con mucha facilidad, los limas y pintas encima. Deberían hacer los números de serie de un modo más seguro y debería establecerse un registro de bicis, un poco como los coches, creo. El único modo que veo es que rocíes con un aparato de agua inteligente especial, invisible, y que básicamente es como un código de ADN de tu bici y solo puede verse con luces ultravioletas.
Los dispositivos de seguimiento sí eran un problema, pero por eso dejábamos las bicis en la calle; si las encontraban, la policía se limitaba a devolverlas. Los aparcamientos seguros son el peor lugar donde dejar la bici. Son tan tranquilos que puedes estar un buen rato sin levantar sospechas.

¿Hay algo más que te gustaría compartir?

Solo me gustaría devolver algo a la sociedad, ya que le quité tanto; es lo mínimo que puedo hacer. Pido perdón a las personas a quienes robé la bici, pero eran malos tiempos y, a menos que lo hubieras vivido, no creo que lo puedas entender. Pero estoy muy arrepentido.